domingo, 21 de agosto de 2011

Breve Historia de Francia (Síntesis de la obra de André Maurois)


Elaborada por


                                                                                      Alberto de Losada Marrou


1999


PROLOGO.-


Muchas veces no accedemos a los conocimientos por falta de tiempo para leer todo lo que debiéramos.

La Historia de Francia siempre ha sido siempre fascinante para mi por lo que quiero compartir ese interés poniendo al alcance de todos esta versión, que a nadie tomará mas de tres horas de lectura y que nos permitirá conocer esa Francia de la que hemos recorrido tantos bellos parajes, hermosos castillos, museos fantásticos, y de la que hemos bebido sus vinos, degustado sus comidas y conocido a sus gentes.

El texto principal de esta Breve Historia de Francia es una escogida síntesis de la Historia de Francia de André Maurois, Editorial SURCO, Barcelona, en la traducción de María Luz Morales, cuya primera edición data de 1948. En ella he insertado algunos párrafos propios de menor importancia. En el curso de este texto he incluido, entre paréntesis, los números de las páginas de la edición antedicha de la obra de André Maurois, en las que se encuentra en extensión el tema tratado.

Al comienzo de este texto encontrarán un cuadro con la relación completa de todos los reyes de Francia desde Pipino el breve, en el año 754 d.c. hasta Napoleón III que termina su reinado en 1870. De allí en adelante se establece la República y con ella los presidentes elegidos por votación popular. También he insertado un mapa que muestra la ocupación de la Galia que permitirá ubicarnos mejor.

La historia de Francia es la de un proceso que se inicia con la llegada de los Francos a la Galia y su asentamiento en esas tierras.
Después que los reyes Merovingios fracasaran y al final de la época Carolingia, y se inicia la dinastía de los Capetos, es cuando se puede decir que nace la Francia que después será la que hoy conocemos. Las pugnas entre los monarcas y los feudales se entremezclaron con los afanes imperialistas de casi todos, cuando, en distintos momentos de la historia, buscando aprovechar las debilidades de sus vecinos, guerrearon, conspiraron y otras formas de dominio, para ampliar sus territorios.

Hacia el final de la edad media Francia tenía cierta forma que poco a poco fue consolidando. Hubo reyes de todo calibre, desde grandes estadistas hasta tontos y pusilánimes que solo les importaba divertirse. En medio de ello la Iglesia Católica que se expandía rápidamente ayudaba, según sus intereses y en una forma u otra, a esa consolidación.

Así entre invasiones, batallas, acuerdos, matrimonios arreglados entre príncipes y princesas, se produjo un permanente sumar y restar poder y así, unos primero, otros después, se fueron consolidando y Francia y sus vecinos de Europa llegaron a constituir naciones.

Cuando llegó el momento de dejar la Monarquía y con ella los privilegios de unos pocos en beneficio de la mayoría como resultado de una cruenta revolución, no terminaron para Francia las dificultades internas y externas.

Solo ahora, desde la mitad del siglo XX al terminar la segunda guerra Mundial y después con la liberación de los pueblos que vivieron bajo el yugo comunista, se puede decir que Europa toma formas aparentemente definitivas.

Hay algunas sombras en el cercano oriente y en las balcanes que no nos dejan en paz y que parecen el resurgimiento de guerras de orientación religiosa y étnica. El tiempo dirá si fuimos capaces de vivir en paz o tendremos, como Grecia y Roma, la decadencia de Occidente de que nos hablaba Spengler

ALM




LOS ALBORES DE FRANCIA.-

No ha habido jamás una raza francesa. El territorio que hoy constituye la Francia fue, por hallarse casi al extremo del continente, el punto en el que se detuvieron las invasiones cuando éstas llegaron en distintos momentos.

Por el mediterráneo llegaron los marinos fenicios  y los griegos. Hacia el siglo IV a.c. los celtas penetraron el valle del Rin y del Ródano, éstos no prosperaron y fue a partir del siglo II a.c. que los galos del norte de Italia a la que éstos llamaban la Galia Cisalpina ocuparon la zona desde los Alpes hasta las costas de Bélgica. Cuando Roma estuvo en guerra con Cartago, (264 – 241 d.c.), los militares establecieron la necesidad de comunicaciones entre España e Italia. Fue así como la zona de Marsella y todas las ciudades de la costa tales como Arles, Nimes, Orange, fueron provincias Romanas, allí quedaron  ciudades fortificadas con castillos románicos por doquier, que hoy podemos encontrar en nuestros viajes.

La sociedad Gala era bárbara pero no salvaje. Cicerón dice de ellos: ¿Qué habrá más sucio que sus ciudades? ¿Qué más áspero que sus tierras? Civilizar a los galos, era a sus ojos, una empresa legítima y loable.

En el año 58 a.c. Cesar penetró la Galia, detuvo a los invasores germánicos y la conquistó para el imperio romano. Cesar trató a los galos con una dureza que nunca emplearía en Roma. Los Galos no se resistieron y fueron rápidamente asimilados.15)

Bajo el dominio Romano, la Galia prosperó. Pero mas adelante en el siglo IV d.c. los bárbaros Germanos de allende el Rin, tales como los Francos ocuparon el norte de la Galia, los Visigodos ocuparon Aquitania (Cuenca del río Garona), los Burgundios y los Alamanes  ocuparon la Alsacia (Provincia cercana a la actual frontera de Alemania), fundiéndose con los galos en lengua y costumbres constituyendo así reinos Romano – Germánicos. A la caída del Imperio Romano en el siglo V d.c. todos ellos se convirtieron en un mosaico de reinos bárbaros sin nexo.

Entre el siglo IV y el VII la Iglesia Católica era cada vez mas poderosa y sirvió en alguna forma a la unidad de estas ocupaciones bárbaras constituyendo la religión el nexo entre ellos. La unidad de la Iglesia logra la unidad de los reinos. Los obispos eran administradores de los bienes de la Iglesia, que aumentaban sin cesar mediante el donativo de los diezmos que según las escrituras establece: “No dejéis de ofrecer a Dios el diezmo de todos vuestros bienes a fin de conservar el resto” Respetados por el pueblo de quienes eran defensores, los obispos eran acatados por los señores y por los reyes porque disponían de armas temibles: La excomunión, el entredicho y por cierto también sus ejércitos.

En los años 725 d.c. los árabes remontan el Ródano[1]; pero éstos nuevos conquistadores no fueron asimilados como lo fueron los germánicos.

Según costumbres germanas, los guerreros tenían derecho a elegir su rey, pero sólo dentro de cierta familia; lo que da a los reyes un prestigio al ser descendientes de una raza de héroes, jefes militares y protegidos por la Iglesia.

De los reinos formados por los bárbaros Germánicos el mas organizado resultó ser el de los Francos, cuyo jefe Meroveo (448 – 457) venció a Atila, rey de los Hunos, que pretendió sojuzgarlos. Más tarde Clodoveo (465 – 511) vence a los Romanos y a los Visigodos de Aquitania, consolidando así su dominio sobre la Galia. Clodoveo se casó con Clotilde que era católica, recibió influencia de su esposa y fue bautizado, asegurándose así el apoyo de los obispos. Este es el comienzo de la Francia. La dinastía de los llamados Merovingios, termina con Childerico III en el año 751, que es el último de una sucesión de reinados desastrosos que pusieron a los Francos al borde del colapso.

En medio del caos del siglo VIII, subsistían dos fuerzas en Europa occidental, lo que quedaba del ejército Franco y el pontificado. El poder del obispo de Roma iba en aumento, tenía el prestigio de ser el sucesor de Pedro y poseía grandes dominios. Por un acuerdo con el Papa, Pipino el breve, hijo de Carlos Martel, es proclamado Rey de los Francos y encierra en un Monasterio al último de los Merovingios. En el año 754 el Papa Esteban II atravesó los Alpes, ungió a Pipino en la Basílica de St. Dennis, y proclamó al nuevo Rey y a sus dos hijos como patricios de los romanos, y ordenó a los Francos no elegir sus monarcas sino dentro de esta familia. Empieza así la dinastía de los Carolingios. Carlomagno, hijo de Pipino el breve, es el más ilustre de los jefes de esta familia. Carlomagno tuvo cinco mujeres legítimas y otras cuatro complementarias. Guerreó durante 43 años con el objeto de preservar al Imperio contra los paganos. (34)

Por los siglos X y XI, se genera el deterioro de la influencia del estado y del Rey y poco a poco la propiedad feudal adquiere enorme importancia. Es el fin de la dinastía Carolingia y el comienzo del feudalismo. Los propietarios obtienen sobre sus dominios derechos que en otro tiempo fueron del rey, hacer justicia, cobrar impuestos, percibir rentas. Después de alguna aventura militar los Generales distribuyen la tierra entre sus soldados, pero con el derecho a reunirlos cuando esa tierra sea amenazada. El sistema feudal es aceptado por que representa un progreso sobre la anarquía de los débiles reinados. Aldeas y pueblos se agrupan al pie de  la torre y sus habitantes en caso de peligro se refugian al abrigo de sus fuertes muros.

El orden feudal tenía también sus vicios. Ante la carencia de un poder central, el señor del feudo cree que todo le esta permitido. La Iglesia  tomó sobre si  la misión de domar a los domadores y el señor feudal, disciplinado por la religión se convierte en caballero. El joven guerrero purificado y con una túnica blanca, ayunaba, pasaba la noche en oración, confesaba y comulgaba, y por último recibía del señor su armadura y su espada, “En nombre de Dios, de San Miguel y de San Jorge te hago caballero”, decía el padrino. Los señores feudales podían depender a su vez de un señor soberano: Perigord (Región del rio Dordona y el Gorona), Champaña, Aquitania. (46).

El ansia de poder ha existido siempre. Los condes de Flandes, y de Blois, los duques de Normandía, de Anjou y de Aquitania,  consideraban que si llegaban a unirse, la corona no podría contra ellos. El Rey era frecuentemente tan débil que señores de menor importancia le inquietaban. El sucesor de Carlomagno no se atrevía a salir de su casa. Francia se había convertido en un tejido de células feudales y cada una tenía por núcleo una fortaleza.

Al último Carolingio siguió Hugo Capeto con quien empieza la dinastía de los Capetos y con ésta podemos decir que nace la Francia de hoy. Los primeros Capetos no sólo eran dueños de un dominio exiguo y amenazados por poderosos señores feudales, sino además, había una anarquía lingüística. En Ruan y Caen se hablaba normando, en bretaña el celta, la lengua de Oc en Provenza y Aquitania. Sólo la religión los sostenía unidos. (50)

TRES HECHOS IMPORTANTES EN EL SIGLO XI DAN FORMA A FRANCIA.-

Los hombres del norte de Francia o normandos, que gobernaban en Caen, Bayeux y Ruan[2], progresaron rápidamente. Cobraban impuestos con eficacia, construían hermosas Iglesias y llevaban a sus monasterios sabios de todas partes. En 1066 el duque Guillermo llamado El Bastardo, se apoderó de Inglaterra mediante una operación diplomática, militar y religiosa, y les transmitió su organización. Esto le dio a los normandos una fuerza muy grande dentro de esta Francia aún desmembrada.

El segundo hecho importante son Las Cruzadas. Como en la antigüedad, la peregrinación era una de las formas habituales del fervor religioso, millares de peregrinos iban a Roma, a Santiago de Compostela y a Jerusalén. Pero con excepción de Roma los santos lugares habían pasado a poder de Turcos y Musulmanes. Entonces los Papas concibieron la idea de una guerra santa que aumentaría el prestigio de la Iglesia y al mismo tiempo sería una disciplina para los caballeros. Es más fácil dirigir los instintos bélicos de los caballeros feudales que suprimirlos. Esta combinación de penitencia y combate debía agradar a los caballeros a quienes gustaba manejar sus espadas y temían las penas del infierno.

La primera Cruzada fue organizada en el concilio de Clermont en 1095, por el papa Urbano II, que era Francés.

Esta primera cruzada fue pues francesa, cuna del espíritu caballeresco; su nobleza no pedía nada mejor que correr esta aventura sublime. Se formaron tres ejércitos que cruzaron Europa por tres rutas. Lamentablemente la disciplina no igualó al entusiasmo. Cada soldado cambiaba de jefe por cualquier motivo. Al final el Emperador de Constantinopla asustado por estas hordas que llegaban, comprendió que era mejor entenderse con ellos que guerrear. La lengua y la civilización francesas adquirieron situación de privilegio en el cercano oriente. Ambas civilizaciones se compenetraron. Las cruzadas fueron el principio de un renacimiento europeo. Marsella, Génova y Venecia, puntos de embarque de los cruzados se convirtieron en grandes ciudades.

El tercer hecho importante es la formación en Francia de un Tercer Estado. Nuevas ciudades fortificadas habían nacido para albergar a los mercados y a las gentes que buscaban protección, agrupándose alrededor de los castillos de algún señor, formando villas que constituyeron los llamados Burgos[3]. En los siglos XI y XII esa nueva clase burguesa acepta ser parte del feudo bajo la condición de ser parte de él, éstos se apoyan además en el Rey quien siempre que puede les defiende contra los señores feudales.  El Tercer Estado es pues aquella presencia del pueblo en el maneja de la villa. Los burgueses prosperaron en Francia y dieron consejeros al príncipe, jueces al parlamento, genios a las letras, pero no dejaron de ser clase aparte, considerada inferior por la nobleza y por la Iglesia. De éste descontento devendrá en 1879 la Revolución.

Luis VI el gordo (1108-1137), descendiente de los Capetos, es un Rey justiciero que arrasa contra los castillos que dominan las rutas y pone a raya a los tiranos de la Ille de France que desvalijan a los mercaderes y saquean abadías. La nueva Monarquía respeta la independencia de los señores feudales dentro de sus dominios, pero se coloca por encima de ellos, para mantener el orden y la justicia. Así  el Rey de Francia empieza a representar al país. Las ciudades para huir de la tiranía de sus propios magistrados piden ser gobernados por el Rey.

Luis VI que murió joven, había casado a su hijo con Eleonora, hija del conde de Aquitania que aportó al reino importantes regiones al sudeste del país hasta los Pirineos. Eleonora fue una mujer muy poco leal y después de enamorarse de un esclavo Sarraceno, se enamora del conde de Anjou,  se casó con él y le llevó en dote el Limousin, la Gascuña, el Perigord, y todo el ducado de Aquitania. Tales las consecuencias de los lazos feudales y personales. El capricho de una mujer despedaza un reino. (67)

Viene al caso aquí hacer un paréntesis, para comentar lo que viene sucediendo en otros campos. La Iglesia intenta unificar el poder y con él unificar a Francia bajo el mandato del Rey que ella suele imponer. Pero un país aún desmembrado sin estructuras fuertes el poder central no llega las regiones alejadas y muchas veces ni a las cercanas, donde los señores feudales imponían la ley a su gusto. Toda ésta época es una permanente pugna entre los señores feudales para aumentar sus propiedades, sus ejércitos y su poder y entre éstos y el rey. Esta situación perdura por mucho tiempo pasando por épocas en que domina la corte del Rey y por periodos de decadencia, es decir dominio feudal.

Al mismo tiempo hay que hacer notar que los reyes se tienen que cuidar de los extranjeros, es decir de otros reyes ambiciosos que están a la búsqueda de ampliar sus dominios. Las conquistas se logran por guerras o por matrimonios convenientes. El método de los matrimonios terminó en su momento, el de las guerras continúa.

Luis VII y su hijo Felipe-Augusto gobernaron Francia durante 43 años y aunque parecía un reinado de segunda categoría, logró vencer al emperador alemán y arrojó de Francia a los Plantagenet[4]. De esta manera logró recuperar dominios que habían sido franceses. La facilidad con que las ciudades cambiaban de manos nos muestra que la unidad de Francia estaba mas en los corazones que en los hechos. En Bouvines en 1214 y con el apoyo de infantes burgueses, Felipe II vence a la reacción feudal y a los invasores extranjeros, consolidando así la obra de los Capetos al servicio de la monarquía Francesa.


Felipe II fue uno de los primeros urbanistas. Cuidó la ciudad de París haciendo pavimentar[5] las dos calles vecinas de su palacio de la cité, que antes eran senderos mal olientes.

Felipe II fue el primero de los Capetos, que consagró en vida a su hijo como Rey de Francia con el nombre de Luis VIII, que subió al trono sin dificultades después de su coronación en Reims. En las calles y plazas las gentes bailaban al son de orquestas, guitarras y timbales. Nada une mejor a un pueblo que las fiestas.

Luis VIII casado con Blanca de Castilla, española enérgica y piadosa, pareció nacer para ser un gran Rey pero murió (1226) a los tres años de reinado, dejando 4 hijos y una viuda por Regente.

Blanca de Castilla, como Regenta, sufrió contratiempos por las ambiciones de los feudales, pero salvó el trono de su hijo y modeló a éste según la imagen de un Rey caballero. Este fue Luis IX, que mas tarde fue canonizado como San Luis Rey de Francia. (60)

Luis IX orientado por su madre, continuó la obra de su padre, respetó la legitimidad feudal pero reprimiendo los abusos. Prohibió las guerras privadas entre feudos.

Luis IX fue un cristiano ferviente. Como soldado valeroso tomó parte en dos cruzadas, la 7ma. en 1248 y la 8va. en 1270 en la cual murió atacado en Túnez por la peste.

Al morir Luis IX legó a su hijo un prestigio mucho mayor del que él recibiera de sus antepasados. En adelante el Rey Capeto será, no sólo aceptado como soberano legítimo por derecho hereditario, sino también como representante directo de Dios. Con él Francia adquirió un prestigio nuevo: el de la autoridad moral.

A Luis IX le sucedió su hijo Felipe III El Atrevido que era piadoso, valiente y buen caballero como su Padre, pero es difícil ser hijo de un santo y fue opacado por su recuerdo.

A Felipe III le sucedió Felipe IV el Hermoso[6]  quién heredó un reino fuerte y lo fortaleció más aún. Guerreó y triunfó sobre Inglaterra para recuperar mediante su ejército y algunos  matrimonios convenientes La Guyenne[7]. Tuvo también que guerrear con la Santa Sede, que prohibía a los laicos cobrar impuestos al clero y amenazaba con la excomunión tanto a quien cobrara como a quien pagara tales tributos. Felipe IV respondió poniendo impuestos al clero y prohibiendo le exportación de moneda, lo que dañaba las rentas del Vaticano. El Papa cedió, pero en 1300, Bonifacio III trató con rigor al Rey de Francia e invitó a Felipe a disculparse, quien en 1302 sintiéndose apoyado por la asamblea de nobles resiste al Papa y envía a Italia a uno de sus consejeros quien en una escena de violencia inusitada y con amenazas, trató de lograr la abdicación de Bonifacio III. Este no cedió diciendo que prefería morir antes que abdicar. Poco después murió, lo mismo que su sucesor de quien algunos dijeron que había sido envenenado.

En reinados de muy cortas duración siguieron Luis X, (1314 – 1316), Felipe V (1316 – 1322) y Carlos IV (1322 – 1328).

En 1305 la influencia francesa hizo elegir Papa al arzobispo de Burdeos, que tomó el nombre de Clemente V, quien juzgó que Roma no era una residencia segura y después de un tiempo se instaló en Avignon[8]. Allá residieron los Papas de 1309 hasta 1378 enteramente sometidos a la influencia de los reyes de Francia.

Cuando la monarquía se hace fuerte, empieza a imponer su poder a la  iglesia misma que antes les había dominado. Pero esto no será así en forma firme, hasta mucho después

Al terminar esa cautividad el Papa volvió a Roma, pero como los nacionalismos habían crecido y la pugna de poderes entre Francia e Italia que disputaban el dinero de los contribuyentes era insostenible, Francia nombró otro Papa para Avignon y se suscitó un cisma.  Roma y Avignon coexistieron y la cristiandad cortada en dos hubo de sufrir hasta 1429. (70)

La edad media entre el siglo IV hasta el siglo XV, en el que se desarrolla la Francia, no fue un periodo oscuro y bárbaro entre dos periodos luminosos, la antigüedad y el renacimiento. Fue un periodo que dio al hombre equilibrio moral y social.

La difusión en Europa de una cultura fue entonces mas fácil cuanto que la Iglesia formaba una comunidad de pueblos a los que les imponía un lenguaje universal; el latín y que había hecho aceptar por todos creencias completamente incontestadas. Es la época de la fe cristiana.

Nadie piensa que un filósofo pueda poner en duda las verdades reveladas. El descreído corre el riesgo de ser excomulgado, puesto en entredicho y torturado. (72)

La Iglesia organiza la enseñanza. Santo Tomás de Aquino, (1225 - 1274) tranquiliza a los creyentes demostrándoles que es posible conciliar las ideas de Aristóteles con las Sagradas Escrituras, la inteligencia con la fe.

Las artes por excelencia son la arquitectura religiosa y la escultura como su auxiliar, así florecen en Europa las catedrales. A partir del siglo XII éstas llegan a ser la obra de la ciudad entera. Sobre sus muros, pórticos y columnas se lee la verdad revelada, mientras que en los capiteles se expresa la moral cotidiana.

La música se hace para la Iglesia, réquiems, Aleluyas. El Músico como el arquitecto es casi anónimo. Su obra no tiene otro objeto que orar ante Dios.

LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS.- (84)

A pesar del proceso de unificación y la hegemonía del Rey de Francia, quedaba pendiente el problema de la presencia de los Ingleses en la Guyenne[9].

A la muerte de Carlos IV sin sucesión, pugnaron por la corona, Eduardo III de Inglaterra, Felipe Evreux, casado con la hija de Luis X y Felipe de Valois, nieto por parte de madre de Felipe III el atrevido. Este último prevaleció porque era el único realmente francés a pesar de su lejano parentesco con el Rey difunto. Reinó con el nombre de Felipe VI desde 1328 a 1350. Con éste empieza la dinastía de los Valois.

Eduardo III (1312-1377) Rey de Inglaterra resintió de este “golpe” en el nombramiento de Felipe VI.  Al perder su hegemonía, los ingleses perdieron el mercado de Flandes donde colocaban sus lanas. Así, en un afán imperialista, Eduardo III desembarca en Francia e inicia así la llamada guerra de los 100 años, que resultó desastrosa para los franceses.

Si la legitimidad de un Rey no es absoluta, la monarquía deja de ser una forma viable de gobierno. Esa fue la desdicha de Francia en el momento más difícil. Los odios y las luchas civiles ponen a un país a merced de sus enemigos. (94)

Enrique V de Inglaterra (n. 1387)  encontró a Francia, en 1415, desgarrada por los enfrentamientos entre las facciones de Orleans y Borgoña. Después de años de luchas, batallas, saqueos, violaciones y todos los estragos de las guerras imperialistas, la situación de Francia hacia 1422 no había sido jamás tan terrible. Prácticamente había dejado de ser un país libre. Inglaterra la había invadido casi por completo ayudados en parte por feudales franceses interesados en la caída del Rey. Juan de Lancaster, Duque de Bedford, regente en Francia, había emprendido la conquista del centro de Francia y puso sitio a Orleans. La ciudad se defendía heroicamente, Carlos de Orleans, su señor, estaba preso de los ingleses. Los habitantes esperaban el juicio de Dios a su favor para ser liberados. Pero ¿por quién? Un personaje casi mítico apareció: Juana de Arco. (1412-1431). (99)

En marzo de 1429 ésta doncella llegada de Lorena[10], motivada por profundas razones religiosas se sintió obligada a salvar a su destruido país y organizó un pequeño ejército. Ayudada por el capitán del ejército Vaucouleurs, liberó Orleans y venció a los ingleses en Patay. Buscó al delfín y le devolvió la confianza perdida y llevándolo a Reims[11] lo hizo coronar como Carlos VII. Por orden del mismo Carlos VII, Juana de Arco dejó la lucha y abandonada y traicionada cayó en manos de los ingleses, quienes la consideraban una bruja hereje, considerando que no de otro modo hubiera podido vencerlos tan rápidamente y sin mayores fuerzas militares. Los ingleses la pusieron en manos de un tribunal eclesiástico en Ruan. El proceso duró cinco meses. Fue condenada a la hoguera. Se dice que Juana de Arco, una joven, casi una niña sin educación, hizo réplicas tan bellas y tan puras en el juicio, que el siniestro tribunal llegó a veces a turbarse al oírla. No obstante no dejó de condenarla y fue quemada en la plaza de Ruan el 30 de mayo de 1431 a los diecinueve años. Carlos VII no hizo nada por salvarla.

Juana de Arco ha venido a ser para los franceses el más puro símbolo del patriotismo. Todo contribuye a darle ese carácter: Su juventud, su valor, su fe en medio de la desesperada situación de su país. Juana quedó asociada en la conciencia popular a los santos del cristianismo, como ellos, había sido enviada por Dios. No sin razón, ni sin justicia, ha llegado a ser Juana el símbolo de la Francia armada.

La guerra de los 100 años arruinó a Francia, debilitó al Rey y avivó las esperanzas de los señores feudales que formaban verdaderos estados dentro del Estado. (103)

Francia resultaba así oscilante, no había estabilidad. La monarquía  pasaba de la debilidad a la fuerza. En realidad, la verdadera fuerza estaba en quienes poseían la tierra, que eran los señores feudales, si estos se unían entre si, sea por vencer a otros feudos, como por matrimonios,  la monarquía se debilitaba en tanto estos se hacían fuertes. Cuando los feudos fortalecidos se aliaban con la monarquía por conveniencia de cualquier especie ésta última se fortalecía. En estas pugnas terciaban también otras monarquías con afán imperialista que apelaban a la guerra y a los matrimonios para arreglar las alianzas. En su momento el pueblo formó parte de esta pugna cuando la monarquía con sentido de justicia lo defendía contra los abusos de los señores feudales. En síntesis es una lucha por el poder entre monarquías, feudos, la Iglesia y el pueblo.

Gracias a Juana de Arco, Carlos VII se hizo fuerte y pasó a ser, de un Delfín no reconocido, a árbitro de Europa. En 1440 los grandes vasallos se rebelaron contra el Rey, entre ellos su propio hijo el futuro Luis XI, quién se refugió en las tierras del enemigo. Carlos VII convoca en París a Felipe el bueno (de Borgoña) quien le responde, “si iré, pero con cuarenta mil hombres”. La pugna continúa.

A la muerte de Carlos VII, le sucede Luis XI quien pese a todos sus errores resulta ser un gran Rey, eficaz y realista. “Un solo Rey, una sola Ley, una sola Fe”, decía. Era lo menos caballeresco y feudal posible, no respetaba su propia palabra. Había sido un mal hijo y por eso desconfiaba de sus propios hijos. Fue él quien con algunas componendas y artimañas dio verdadero fin a la guerra de los cien años. Toleró que Eduardo IV, Rey de Inglaterra se titulara Rey de Francia, aunque no fuera así. Al escribirle, él se llamaba a sí mismo Príncipe Luis.

Al morir su enemigo Carlos el Temerario, Duque de Borgoña, sin heredero varón, sus bienes personales y sus territorios pasaron a la Corona. Luis XI recuperó así Borgoña y Picardía. (105)

A la muerte de Luis XI, reinó a los trece años edad, Carlos VIII, bajo la regencia de su hermana Ana y su esposo Pierre de Beaujeu. Esto levantó las protestas de los feudales. Ana de Beaujeu, logró triunfos militares y políticos y convocó a los Estados Generales, para que sea el pueblo quien la apoye. El pueblo cansado de los feudales apoyó a la regente. Al final triunfó y le dejó a su hermano un hermoso reino, donde no tendrá que temer a nadie.

Los Estados Generales que hemos mencionado ya varias veces, constituían una Asamblea que el Rey convocaba para la toma de decisiones del estado. Los reyes de Francia, únicamente han sido absolutos, en un corto período entre Luis XIII y Luis XVI. Durante los primeros periodos de la monarquía conforme esta se iba consolidando, los reyes no tenían verdadera fuerza política. Bastaba, como hemos dicho, que unos cuantos señores feudales se reunieran, que alguien casara a un príncipe con alguna heredera con  buena dote y el equilibrio político y el poder se desvanecían. Como consecuencia de esto y a la búsqueda de apoyo, Felipe IV el hermoso convocó en 1308 a los primeros Estados Generales, en el que participaron, la nobleza, el clero, y representantes del pueblo.

Los Estados  Generales fueron convocados por el Rey en múltiples oportunidades y los miembros de estas asambleas eran, en cada época, aquellos que resultaban necesarios para darle el peso que la monarquía necesitaba. En su momento, el pueblo tendrá representación mayoritaria. ¿Eran estos los albores de un sistema parlamentario? No exactamente, los Estados Generales, no proponían ni discutían nada, tan sólo escuchaban y aprobaban. Llegaría el momento en que eso cambiaría y tomarían el manejo de los acontecimientos

DE LA EDAD MEDIA AL RENACIMIENTO.-

En los siglos XIV y XV una civilización sensual y racionalista empieza a invadir lentamente la cristiandad. El feudalismo en Francia pierde poco a poco su dominio al mismo tiempo que Carlos VII y Luis XI se aseguraban ejércitos permanentes. Sólidamente establecido, el Rey dominaba todas las demás fuerzas. El señor feudal estaba condenado a morir. (110)

La nobleza conservaba sus privilegios; exención de impuestos, derecho a ser juzgado por sus pares etc. pero durante la guerra de los cien años ésta se había mostrado inepta para su papel militar y político. De una vanidad infantil, puerilmente ocupada en torneos y banquetes perdió el poco prestigio que tenía.

El gran cisma había debilitado el prestigio de la Iglesia. ¿Cómo temer la excomunión cuando los excomulgadores se excomulgan entre si? El pueblo de Francia seguía siendo creyente pero criticaba la venta de cargos eclesiásticos y de indulgencias, la ausencia de virtudes cristianas en el clero, cuyas concubinas eran odiadas. Muchos pensaban que era necesario reformar la Iglesia. (113)

En Francia, el Rey se hace fuerte unificando a la nación y por añadidura esto ocurre también en Inglaterra y España. En Francia se afirma y se hace vivo el patriotismo, ligado a sus héroes Carlomagno, San Luis, Juana de Arco. La cortesía arraiga, el vocabulario amoroso se parece al de la lealtad feudal. La mujer tiene en Francia un papel importante. Juana de Arco ha logrado lo que ningún hombre hubieran hecho; es Blanca de Castilla quién ha formado a su hijo Luis IX, San Luis, y le ha protegido durante su minoría de edad; es Ana de Beaujeu quien ha salvado el reino de su hermano. Cortesía y espíritu caballeresco han dejado huellas profundas y los caballeros: “de armas, de honor y de amor presumían” como nos dice Alaín[12]. (120)

En el siglo XV Europa estaba formada, por lo menos a grandes rasgos. Francia necesita aún precisar sus fronteras Norte y Nordeste: Esa será la misión de sus reyes en el futuro. El peligro y la amenaza no viene de Alemania, entonces impotente y dividida, sino de Austria, a la que las herencias feudales puede reunir con España y los Países Bajos,  Francia quedaría cercada, si así ocurriere. (123)

Un estilo de vida nuevo dio a los espíritus curiosos, ocio para observar y criticar. Los descubrimientos de los navegantes y los astrónomos demostraban que el mundo era mucho mas vasto que  lo que se había creído. Nadie ponía en duda la doctrina cristiana pero se criticaba al clero.

Se empezó a vivir, encendiéndose la llama en Italia, lo que más tarde se llamaría un siglo de luces que libertaría a los hombres de anticuadas supersticiones. Este nuevo estilo de vida va transformando poco a poco, a modo de una revolución lenta, es decir una evolución, toda la forma de vivir.

El individuo del Renacimiento, como se llamaría después a esta época, no se contenta con preparar su salvación, quiere el placer de ésta. En Italia la moral cristiana sufre un eclipse. La vida sexual es libre, el homicidio fácilmente perdonado, sobre todo si el homicida es un artista. En el mundo del siglo XIII Cellini[13] hubiera merecido la horca y el infierno, en el siglo XX la silla eléctrica, pero en el siglo XVI este artista es el amigo predilecto de los príncipes. (130)

En la Europa del siglo XVI el deseo de aprender se hace insaciable aunque falta penetrar el espíritu científico que los árabes ya habían mostrado.

Copérnico, (1473-1543), demuestra el error de Ptolomeo. De aquí vendrá el progreso de las matemáticas y de la investigación deductiva. Era necesario fiarse más de los conocimientos que de los sentidos.

La cultura del renacimiento es aristocrática, de una elite. En la edad media la civilización era popular, el trovador, el juglar, cantaban en la plaza, los “misterios” eran representados en el atrio de una catedral que había sido construida por un arquitecto anónimo con el concurso de toda la ciudad. Ahora en el Renacimiento, Los sonetos de Ronsard[14] y Shakespeare no son para los sencillos, la arquitectura se hace para la magnificencia y el placer. Los artistas Italianos se esparcen por toda Europa. El arte sigue siendo cristiano pero se humaniza. El Tintoretto[15] llena de cuerpos de mujeres las Iglesias venecianas. Tiziano[16] muestra en un mismo lienzo el amor profano y el sagrado. (132)

Carlos VIII, atraído por los cambios en Italia, inicia una aventura con los ejércitos que habían organizado sus predecesores. Reunió sus fuerzas en Lyon, besó a su pequeña reina coja, y partió para los Alpes a la cabeza de más de treinta mil hombres. En febrero de 1495 entró en Nápoles. Mientras Carlos VIII se abandonaba a las delicias de las napolitanas, en toda Italia se gestaba su odio contra el invasor. El Papa, Venecia, Ludovico Sforza[17] y Fernando el Católico formaron una liga contra Carlos VIII quien comprendió que tenía que terminar su aventura volviendo a Francia. Murió en 1498 a los veintiocho años al golpearse la cabeza contra el dintel de una puerta baja. Le sucedió su primo Luis de Orleans, con el nombre de Luis XII. (135)

El espejismo Italiano atrajo también a Luis XII y mediando algunos pretextos de orden familiar, reinició las campañas. Al principio tuvo éxitos pero después los enemigos volvieron a unirse contra él y vinieron las derrotas. Arreglar estas aventuras costaba malos acuerdos que terminaban obligando a ceder territorios.

Los franceses habían combatido largo tiempo para nada. Luis XII enviudó en 1514 a los cincuentidós años y se puso en tal estado que le aconsejaron volverse a casar. Le propusieron y se casó con la princesa María, hermana del Rey de Inglaterra, quien lo “mató”, un año después, de la fatiga de acompañarla de fiesta en fiesta. Murió  el 1 de Enero de 1515. Le sucedió su yerno Francisco I. (138)

En busca de aventuras y embriagado con su nuevo poder y por simple placer, Francisco I reinició las querellas contra Italia. Armó un ejército y luchó contra los suizos en Marignan, lo que le valió Milán y una paz con los suizos. El Papa se encuentra con Francisco  y firman un nuevo concordato en provecho de uno y otro. En adelante los obispos los elige el Rey, (victoria de la corona), el Papa  conservaba la investidura, (victoria de Roma), El Rey distribuía derechos para los obispos, (victoria de  la corona), el Papa tenía derecho a las rentas del primer año del nuevo beneficiario, (victoria de Roma). Este concordato explica porque en Francia no tuvo éxito la reforma de Lutero y Calvino. Menos que una cuestión doctrinal, fue allí una cuestión financiera. (141)

Al volver de Italia Francisco I y como gustaba de la caza el descanso y las mujeres, encargó a Leonardo da Vinci los primeros bocetos del que después será el castillo de Chambord en el valle del Loira que se empezó en 1519. En 1539 Francisco I recibió allí a Carlos V.

El Castillo de Chenonceau, cerca del anterior, fue mandado a construir por Thomas Bohier, tesorero de Francisco I, a orillas del Cher cerca al Loire, en 1513.

Joven rico y vencedor, Francisco I tuvo otra ambición, el Imperio. Para ello buscó aliarse con Enrique VIII de Inglaterra, pero éste prefirió hacerlo con Carlos V Emperador de Germania y Rey de España. Francisco I atacó a Carlos V, lo que le trajo la enemistad de toda Europa. Fue derrotado en Pavía y hecho prisionero.

Que el Rey fuera prisionero era terrible para Francia si hubiera estado dividida, pero felizmente ya estaba consolidada la unidad por lo que su regente Luisa de Saboya fue respetada. Eso fue su salvación. Carlos V quiso imponerle ventajas territoriales pero tuvo miedo. Enrique VIII que consideraba a España demasiado fuerte aceptó cierta suma de Luisa de Saboya para abandonar a su aliado. Viendo la evasión imposible Francisco I decidió ceder y entregó Borgoña, resuelto a no cumplir con su palabra. Anunció que no valía el juramento que obligado tenía que prestar. Aceptó entregar a sus dos hijos como rehenes para garantizar el cumplimiento del tratado. Al volver a Francia todos se indignaron contra Carlos V, el Papa declaró nulo el acuerdo, y los  Estados Generales anularon la entrega de Borgoña. Francisco I murió en 1547. En ese entonces todo espíritu lúcido comprendía que el problema de política exterior de Francia no era itálico sino germánico.


Enrique II hijo de Francisco I sucede a su padre. Su política consiste en: (147)

a)                    Renunciar al sueño de la conquista de Italia.
b)                    Fortificar la frontera al Nordeste y
c)                     Firmar una paz duradera.


Para esto busca aliarse con los monarcas Europeos, y mantener a Alemania dividida, tal como mas tarde lo hará también Richelieu y Poincare.

Enrique II fue un gran Rey que vivió poco tiempo, pues aficionado a los torneos, fue mortalmente herido en uno de ellos al penetrarle una lanzan en el ojo, llegando a afectar el cerebro. Después de nueve de días de coma murió sin recobrar el conocimiento. Dejó hijos pequeños y una viuda extranjera, Catalina de Medicis.

VIDA Y PENSAMIENTO DURANTE FRANCISCO I Y ENRIQUE II.- (151)

Los hombres del Renacimiento parecen decir: “Nuestro reino es de este mundo”. Aman el lujo, la belleza, las joyas, los atavíos, los jardines y a las mujeres. La tierra es amplia y maravillosa. Es la época de los grandes viajes. Los bretones de Saint Malo se muestran osados marinos. Jacques Cartier[18] sale de allí y descubre el Canadá remonta el río San Lorenzo y funda Quebec. Francisco I había sido un Rey vigoroso, sensual, generoso y culto y da  a la corona de Francia el esplendor que no había tenido antes. Los franceses están orgullosos de su Rey, encarnación del renacimiento.

La corte del Rey le sigue a todas partes. Francisco I prefiere sus castillos del Loira. En todas partes quiere tener cerca su casa, sus mujeres y amantes. En Chambord y en Fontainebleau las fiestas son incesantes; el Rey vestido de paño de plata, la música, los juegos, las intrigas amorosas. En medio de todo esto, los artistas, grandes protegidos del Rey, entregan su arte a cambio de que les toleren sus libertades.

El arte es en el siglo XVI antes que la moral, pero no antes que el placer. Son buenos católicos pero no salen a la calle sin un puñal al cinto. El matrimonio de  Enrique II con Catalina  de Medicis introdujo en Francia las intrigas de las cortes Italianas, los homicidios impunes, los duelos misteriosos, los guantes envenenados. Enrique II amó apasionadamente a Diana de Poitiers que era dieciocho años mayor que él. Esta romántica pasión duró veintiocho años, hasta la muerte de Enrique II. Entre tanto Catalina de Medicis, que era tan fea como hermosa era Diana, decía: “todo es honor en esa mujer”. Cuando Enrique es herido y agoniza, Catalina aleja de allí a la amante, diciendo: “El Rey moribundo pertenece a la reina”.

La literatura de comienzos del siglo XVI es una mezcla de gracia burlona y de religión. Es la prosa de Rabelais[19] que encarnó el espíritu del Renacimiento.

LA REFORMA.-

Varias herejías habían atacado alguna vez a la Iglesia, algunos reformadores  la habían llamado a reformarse pero nada prosperó mayormente. En el siglo XIII Santo Tomás, había realizado una síntesis del catolicismo y el aristotelismo, tranquilizando así a los espíritus más elevados. El temor a la inquisición mantuvo tranquilos a otros y con ello la unidad de doctrina.

Pero era en el pueblo donde se hallaba la desafección. El fracaso de las cruzadas inclinó a muchos a pensar si Mahoma[20] no tendría mas poder que Jesucristo. La Peste Negra[21] había hecho dudar de la clemencia divina. El poder económico de la Iglesia despertaba envidias de soberanos y señores y su poder político era difícilmente aceptable en el momento en que nacían los estados nacionales. Era un estado dentro del estado.

El paganismo en el Renacimiento Italiano a comienzos del siglo XVI alcanzaba incluso a los mismos Papas. Alejandro VI, Borgia, no era respetado porque no era respetable. Las ventas de indulgencias y las supersticiones predicadas por los frailes herían los espíritus religiosos.

El 31 de Octubre de 1517 el monje alemán Martín Lutero, colgó en el pórtico de Wittemberg[22] sus noventa y cinco proposiciones. Enseñaba en ellas, que sólo la fe salva, que las peregrinaciones, los rosarios, los cirios, las indulgencias, y el culto de las reliquias aparta al hombre de la verdadera fe. Después excitándose poco a poco y como hombre de temperamento, clamó que Roma era Babilonia y el Papa el anticristo. Eso no era ya una reforma.  Lutero fue excomulgado en 1520. (159)

En Francia Lefevre de d’Etaples enseñaba estas ideas hacía algún tiempo, pero la protección de Francisco I, no permitió que él fuera también excomulgado. Los reformadores más violentos se entregaron a actos impíos y absurdos. La Iglesia se dividía. Algunos aconsejaban al Rey que se proclamara jefe de una Iglesia independiente. El Rey mantenía una protección de los protestantes para evitar la intolerancia de los católicos. Un día el Rey encontró en su puerta un cartel que decía: “Artículos verdaderos sobre los horribles abusos de la Misa Papal”. El Rey se indignó y retiró su protección. Las hogueras se encendieron, los condenados eran abrasados a fuego lento a fin de hacerles sufrir más.

En los pueblos del Durance, algunos habían sobrevivido a las persecuciones. Leían las Santas Escrituras[23] y repudiaban la misa, al Papa y al Purgatorio. Atraídos por sus semejanzas se unieron a los nuevos protestantes. En 1545 el parlamento decidió que los pueblos convencidos de herejías fuesen arrasados y sus habitantes quemados o desterrados. Francisco I se rehusó a firmar este edicto, pero al término de su vida, enfermo y agotado, se dejó arrancar una firma. Algunos fueron obligados a firmar “artículos de fe”. Los que se negaron fueron quemados vivos.

Francisco I y su hermana Margarita habían contenido la intolerancia en alguna medida. Enrique II de humor más sombrío vio con temor extenderse el movimiento luterano. En 1549 se dio un edicto radical: “La tercera parte de los bienes de los herejes iba a parar a sus denunciantes, estaba prohibido vender o poseer libros heréticos, todo hereje era reo de pena capital”.  (162)

Hasta entonces los franceses no habían sido sino reformistas que seguían siendo católicos. Calvino[24] proporcionó a la rebelión una ideología y una organización. Su doctrina era dura pero práctica y agradó a los franceses. Se formó así un pseudo partido político que se llamaron los hugonotes.

En París los católicos quemaban las casas de los reformistas. En el mediodía el furor de los seguidores de Calvino destruía las iglesias Católicas. Nadie cedía. Sólo quedaba la guerra civil, que empezó apoyada desde el extranjero. Felipe II de España sostenía a los católicos; Isabel de Inglaterra envalentonaba a los hugonotes. Acaso al principio se combatió por la religión, después se combatió por combatir. Siguió un periodo de confuso salvajismo, el reinado fue pasado a sangre y fuego. El fanatismo disculpa el asesinato, el bandidaje se respalda en la fe. Catalina buscó la paz casando a sus hijos, pero la matanza estaba en todas partes. (170)

SE RESTABLECE EL ORDEN.-

En 1559 la situación legada por Enrique II era explosiva. Las deudas de Francia eran enormes. El país necesitaba paz y autoridad. El nuevo Rey Francisco II tenía quince años, su madre Catalina de Medicis regentaba. Francisco II tomo el reinado al casarse con su sobrina María Estuardo. Murió joven dejando más desorden y caos. El nuevo Rey Carlos IX tenía diez años. La regencia siguió en manos de Catalina de Medicis.

Al asumir la corona, Carlos IX no pudo casi reinar en el caos que le habían dejado. Murió a los 24 años un 31 de Mayo de 1574. Su hermano y sucesor sería Enrique III, que era Rey en Polonia.

No teniendo hijos Enrique III, ni esperanza de tenerlos, se produce una situación de duda y pugna por la herencia de su reinado entre Enrique de Navarra y Enrique de Guisa, que origina la llamada guerra de los tres Enriques. Enrique III se refugia en Blois[25]. Este convoca a Enrique de Guisa y le hace asesinar junto con el Cardenal de Guisa. Catalina, su madre, se aterrorizó, ¿Qué has hecho? Preguntó, Ahora yo soy el único Rey, le respondió. Catalina suspiró: “No puedo mas, tengo que meterme en la cama”. Ya no se levantó más. Murió a las tres semanas. Los predicadores preguntaban públicamente si nadie vengaría los asesinatos de Blois. El dominico Jacques Clement interrogó a los teólogos si un regicidio por religión, le daría su salvación. Tranquilizado por ellos, tomó un puñal y el 1ro de agosto de 1589 mató a Enrique III. Fue sucedido por Enrique de Navarra como Enrique IV, que resultó siendo un Rey protestante de un  país católico. Con él se inicia la dinastía Borbón. (175)

Enrique IV tenía una situación difícil pero tenía triunfos en su juego, el primero era su persona. A los franceses les gustaba escuchar que decía: “No hemos nacido sólo  para nosotros mismos, sino, sobre todo, para servir a la patria”  y también “Todos somos franceses y conciudadanos de una misma patria; por tanto, debemos unirnos por la razón y la suavidad y no por el rigor y la crueldad”. “He saltado por encima de las murallas de las ciudades, -decía- ; también saltaré por encima de las barricadas”. Al subir al reinado los católicos decían: “Sea, si se convierte”.

No obstante sus enemigos se reunieron contra él. En una situación confusa Enrique IV comprendió que podía recuperar su reino, y con un ejército de diez mil hombres se lanzó a esta inmensa empresa. En París los burgueses que se habían alistado en un partido católico, se asombraban y se cansaban de ver a ese partido convertido en revolucionario.

En 1594 se había convocado a los Estados Generales. Era la hora de tomar una decisión sobre el futuro del reino. Felipe II de España quiere aprovecharse para hacer de Francia una provincia española. Enrique IV negociaba pensando seriamente en convertirse al catolicismo. “París bien vale una misa”, decía, así París y Francia cansadas de tantas guerras se entregarían a él, que era el legítimo Rey. “Instruidme, dijo a los obispos, no soy terco en nada, conquistareis una buena ganancia para Dios”. Finalmente en Saint Denis[26], Enrique IV fue recibido en el seno de la Iglesia. En 1594 entró en París y decretó una total amnistía. Toda la nación siguió a su Rey. De allí en adelante Enrique IV trabajó para sanar los rencores, pacificar y unificar Francia.

Enrique IV no tuvo hijos con su esposa Margarita de Valois, de quien estaba separado, pero tuvo 54 bastardos con sus innumerables amantes. Después de morir Margarita, el Rey se casó con María de Medicis, a quien la corte llamaba; “la gorda banquera”. María le dio un hijo que mas tarde será el Rey Luis XIII. Enrique IV siguió en sus andanzas y tuvo amantes de todas las edades, quienes lo llenaron de hijos a los que dio títulos. El libertinaje nunca tiene buena vejez. El pueblo es enterado de éstas aventuras y  así un 14 de Mayo de 1610, cuando iba en su carroza por una calle de París, un hombre salta al coche y con un cuchillo mata al Rey.

Enrique IV había logrado la pacificación de Francia. Había encargado las finanzas a su Ministro Sully, que fue detestado como todo buen Ministro. Se había iniciado un proceso que hoy llamaríamos separación de poderes, los tribunales de justicia se habían separado de la corte. A comienzos del siglo XVII hay parlamentos en París, Ruan, Aix y otras ciudades importantes. (178)

Los obispos son nombrados por el Rey. Las rentas de las diócesis van también al Rey. A cambio del apoyo de la Iglesia, la corona reconoce al clero un lugar preponderante. Los Obispos y arzobispos tienen grandes honores. La íntima unión de la Iglesia con la monarquía es en Francia un elemento de estabilidad. Se ha dicho con frecuencia que en Francia la nobleza era una casta cerrada. Nada más inexacto. Todo burgués enriquecido podía hacer de su hijo un noble, dándole instrucción y comprándole un cargo. (197)

El hombre del siglo XVI imagina que lo esencial no ha cambiado, porque ve al Rey en su trono, al señor en su castillo y al cura en su iglesia. Las luchas nacionales han sucedido a las luchas feudales. El siglo XVI había reemplazado en Francia y en una gran parte de Europa, a una civilización fundada en la verdad revelada por una civilización basada en la experiencia de los sentidos.

LA MONARQUÍA ABSOLUTA.- (203)

Asesinado Enrique IV le corresponde el trono a su hijo Luis XIII que a la sazón tenía nueve años. Su madre María de Medicis asume la regencia. María se deja dominar por una amiga y hermana de leche, Eleonora Galigai, casada con Concini y a su insistencia casa a su hijo con Ana de Austria, hija de Felipe III Rey de España, lo que indignó  a los protestantes. Al alcanzar la mayoría de edad en 1620, asume el reinado Luis XIII. Un joven obispo Richelieu[27] es llamado al consejo del Rey. El matrimonio de Luis XIII había gestado nuevas rencillas religiosas que Luis terminó resolviendo drásticamente; mandó matar a Concini, y Eleonora fue quemada viva como bruja. Richelieu buscó refugio en su obispado.

Pasado un tiempo Luis XIII llama a Richelieu y lo hace su principal ministro. Una leyenda tenaz ha deformado las relaciones de éstos dos hombres, haciendo aparecer a Luis XIII como un pobre diablo y a Richelieu como un superhombre, déspota y genial. Eso no es exacto. El Rey celoso de su autoridad asestaba al propio Richelieu fuertes golpes. “Yo no capitulo ante mis súbditos” decía. El Ministro aprendió a soportar los ataques con calma. “Mi primer objetivo es la majestad del Rey; el segundo la grandeza del reino”, decía. El Richelieu cardenal era tolerante; el hombre de estado no admitía la división. “Hay que reducirles” decía de los protestantes, que persistían en las luchas por problemas no del todo resueltos. Para él, el objeto del gobierno no era la dicha de los pueblos, sino la seguridad del Estado, sin la cual no hay ni dicha ni pueblos. (208)

Richelieu razonaba: ¿No era acaso la civilización francesa la que había dado su carácter europeo al catolicismo? ¿No era deber de un ministro francés mantener vivo y fuerte al país de las cruzadas y de las catedrales, de Juana de Arco y de San Luis? Para salvar a Francia y desgranar el rosario de España, decidió aliarse a los príncipes protestantes. Richelieu distinguía entre el mal y lo peor, entre el bien y lo mejor. Reducir la fuerza del protestantismo, dominar a la nobleza, abatir el poderío de la casa de Austria, fueron sus tres grandes objetivos.

Con Richelieu triunfó el nacionalismo. Se propició la autoridad absoluta para el Rey y para sí mismo, y gustó el lujo del poder y la gloria más de lo que la moral permite. Al fundar la Academia Francesa, (1635), quiso que la República de las Letras reconociera una autoridad, la del Rey. Fue un gran primer ministro y un francés cabal. (212)

Al morir Luis XIII y durante la minoría de edad de Luis XIV, la regente fue Ana de Austria, que sorprendió a todos nombrando como su consejero principal a un hombre formado por Richelieu: Giulio Mazarini, llamado Mazarino

Mazarino vivió hasta 1661. Durante su vida hizo mucho por Francia. Era preciso acabar con la preponderancia de España, logrando al final que quedara fuera de combate. Consiguió, convenciéndolo con paciencia, que Luis XIV se casara con María Teresa hija de Felipe IV, Rey de España, el Rey cedió a pesar de estar enamorado de una sobrina del mismo Mazarino. (222)


EL GRAN SIGLO.-

Dice Voltaire,[28] que todo el que piensa y tiene un poco de  gusto, cuenta sólo cuatro siglos en la historia del mundo: el de Pericles, el de Augusto, el de los Medicis y el de Luis XIV. “Todo fue tranquilidad durante el reinado de Luis XIV”, decía Voltaire. No mas guerras civiles, la majestad de la ceremonias reemplaza al barullo de las sublevaciones. Se produce un gran esplendor en las letras y las artes. Frente a Europa, el Rey de Francia era “el gran Rey”

Habiendo conocido la tutela de Mazarino, mientras su madre era la regente, decidió hacerlo su propio ministro y no quiso eclesiásticos en su Consejo.

Luis XIV tenía los modales más refinados, no se permitía la más leve o inocente burla, no pasaba delante de una mujer sin quitarse el sombrero. Trasladó la corte a Versalles, pues en el Louvre era imposible proteger al soberano, y además en Versalles serían menos vistos sus amoríos, que empezaron con Mademoiselle de La Valliere. Los grandes señores estaban sólo en la corte, las provincias perdieron prestigio.

En Versalles Luis XIV imponía la magnificencia. “Agotaba a todo el mundo dando al lujo todos los honores”

“El estado soy yo” no es una frase que se oyera jamás en boca de Luis XIV, pero la idea si estaba en su espíritu. Tuvo buenos colaboradores. Colbert, Letellier, Louvois, cumplieron sus funciones con conciencia. Colbert manejaba la economía con sentido proteccionista. “Hay que decidirse a hacer el bien a los pueblos a pesar suyo”.

En 1665 Francia era la potencia más fuerte del continente. Louvois, organizó el ejército y lo equipó en forma moderna. La bayoneta inventada por Vauban en 1687 reemplazó a las lanzas, los jinetes recibieron carabinas. Creó las intendencias para abastecer a las tropas y para el retiro de los soldados ancianos fundó los inválidos. Con estos ejércitos, Louvois resultó un consejero peligroso, pues para mantenerse  en el poder, empujaba a Luis XIV hacia la guerra.

Luisa de La Vallière le dio al Rey 4 hijos. Con Madame de Montespán tuvo 8 hijos. Mas tarde Madame de Maintenon, la viuda de Scarron, de soltera Francisca de Aubigné, que había sido el aya de los bastardos de Madame Montespán, se casó con el Rey al morir Maria Teresa de Austria en Diciembre de 1684.

¡Qué alegres debieron ser esos dorados, esos cristales de Versalles, esas escaleras de mármol rosa, esos juegos de agua! En la permanente fiesta de la corte había siempre alguna música de Lully[29], alguna comedia de Molière[30] o un ballet de Benserade.

Los asuntos religiosos ocupaban en el siglo de Luis XIV, tanto lugar como siempre. Descartes[31] había enseñado a no considerar cierta ninguna cosa que no hubiese sido demostrada; había añadido que la razón y el método  conducen a la fe.

Los obispos franceses reconocían la autoridad del Papa en materia de fe, mas le negaban el derecho de intervenir en asuntos temporales. El Vaticano protestó y negó la investidura canónica a los obispos franceses. El Rey tuvo que intervenir.

Los protestantes después de la paz establecida en el edicto de Nantes por Enrique IV, vivían en Francia en zonas específicas en las costas occidentales. Luis XIV les prohibió ser notarios, alguaciles e incluso drogueros, les prohibió construir nuevas iglesias y empezó una persecución nefasta que lo llevó a revocar el edicto de Nantes que había traído la paz. Los reformistas huyeron a países vecinos y a América. Este fue el gran error del reinado de Luis XIV.

El siglo de Luis XIV fue una época de obras maestras. La literatura servía de modelo a Europa. Aún los hombres del siglo XX admiran esa época. En arte, más aún que en Literatura, el clasicismo francés impone un orden a la naturaleza. Todo el reino es una amplia obra de arte, ordenada en torno a un centro: el Rey Sol. La Plaza Vendome[32], la Plaza des Vosges[33], son ejemplos de urbanismo. En Versalles el paisaje esta hecho para el castillo, el castillo para el Rey, él mismo dirige a su arquitecto Mansart, a su jardinero Le Nôtre, su pintor Le Brun, y a los innumerables artistas que han sido partícipes de tan regio lugar.

En medio de tanta opulencia, ¿cómo se encontraba el pueblo? Los datos son contradictorios y variados. Voltaire exaltaba al Rey y su obra, pero el pueblo, el asalariado, se quejaba. Circulaba una oración: “Padre nuestro que estas en Versalles, tu nombre ya no es glorificado, tu reino ya no es grande, tu voluntad ya no se cumple sobre la tierra ni sobre el mar. Danos el pan que nos falta…..” y algunos añadían “Y líbranos de los negociantes….”.

Algunos franceses valerosos comprendían que el país necesitaba profundas reformas. Hacia el final de su reinado Luis XIV devino en impopular. Los elogios se habían acallado. El siglo de Luis XIV había sido grande, pero la grandeza no es sinónimo de estabilidad y lo que lo hizo grande terminó por destruirlo al reducir a la impotencia a la aristocracia francesa. El Rey quería ser la única fuente del poder, “Así se facilitaba no sólo que una revolución fuese deseable sino concebible y posible. “El día en que parece que apoderarse de tres edificios y algunos personajes basta para dominar un  país entero, se abrió en el mundo la era de los cambios políticos por el camino de la violencia”, dijo Paul Valery[34]. Al morir Luis XIV en 1715, dejó el germen de cambios profundos.

A quien correspondía heredar el trono era al bisnieto de Luis XIV, quien era aun niño y hubo de esperar la edad suficiente. El regente fue Felipe de Orleans que era un liberal con ideas avanzadas cuya labor fue un verdadero desastre que terminó debilitando la monarquía.

Felipe de Orleans, fue una reacción contra muchos aspectos del gran siglo. Luis XIV había gobernado como Rey absoluto, el regente formó siete consejos, el Rey había protegido a los jesuitas, el regente protegió a sus enemigos. Luis XIV había exaltado a sus bastardos, el regente los humilló y les quitó su calidad de príncipes. Luis XIV había mantenido Versalles con diez mil familias, el regente cerró la despensa de la corte. Emigrantes franceses se habían instalado en colonias en América a orillas de un gran río, a las que el regente no dio importancia.

Felipe de Orleans libertino y mujeriego murió en brazos de alguna amante, tal como había vivido. Le sucedió en la regencia, Monsieur el Duque de Borbón, que valía menos que él.

A los quince años el Rey, Luis XV era ya mayor de edad, o al menos tenía la edad para gobernar  y descargó el peso sobre Fleury, su primer ministro, que según algunos no tenia la menor idea de los asuntos públicos. En 1733  al morir el Rey de Polonia se produce la alianza entre Austria y Rusia que era ya una potencia, a la sazón gobernada por Pedro el grande,  Una expedición francesa es enviada a Dantzig. Después atacó Austria y sobrevino el tratado de Viena (1738) que resultó una bella componenda de la historia diplomática. Estas constituyen las guerras de la sucesión de Austria, a las que Luis XV se vio arrastrado por la opinión pública y por los pactos con los ingleses.

La vida pública y privada de Luis XV aumentaban el desorden. Francia no le perdonaba sus innumerables amoríos. La reina le había aburrido siempre, habían concebido diez hijos,  “sin él dirigirle la palabra”.  A partir de 1732 el Rey había tenido por amantes a las tres hermanas Nesle. Después de ellas una burguesa, Madame Leonormand, educada desde niña por un preceptor que veía en ella un “bocado para el Rey”. Le habían enseñado todo menos la moral para no debilitarla. El Rey la hizo Marquesa de Pompadour, y durante veinte años gobernó sobre él, sobre Francia y sobre Europa.

La incomprensión y tirantez entre el Rey y su pueblo se extendía a todos los campos. En América los franceses se empeñaban en unir las colonias, pero todo quedaba en vanas luchas con los ingleses que estaban mucho mas consolidados. El estado no se interesaba en esto.

Entre 1715 y 1750 se elaboró una nueva filosofía política y religiosa, porque:

·       Francia experimenta tras la majestuosa opresión del siglo de Luis XIV, la necesidad de una válvula de escape.
·       Aumenta la influencia de Inglaterra que había vivido una revolución pacífica. Inglaterra es un país donde se piensa libremente.
·       En el siglo XVIII los hombres de letras tienen en Francia un papel importante

En 1750 la influencia de los filósofos fue mas profunda. Tuvieron a su lado al país entero para la defensa de sus ideas. La enciclopedia era al principio un negocio, después sirvió para la introducción de un nuevo pensamiento a cuya cabeza estaban Diderot, Voltaire, Montesquieu, d’Alambert y otros, toda una constelación de estrellas. La influencia de la Enciclopedia fue inmensa. Aunque era cara y tenía 27 volúmenes, tenía 4,300 suscriptores y todo el mundo la consultaba. Rousseau, representaba una reacción contra el racionalismo y el libertinaje, no creía en la razón sino en los sentimientos y en las emociones. En política quería un “Contrato Social” mediante el cual los hombres de buena voluntad se comprometieran a vivir de acuerdo con la moral natural. Rousseau sustituyó al hombre de ingenio por el hombre sensible en la jerarquía de los héroes y cambió las costumbres de su tiempo.

De 1750 a 1789 la revolución racional de los enciclopedistas y la revolución sentimental de Rousseau avanzan una al lado de la otra, los filósofos se convierten en poder político. En los salones se reúnen escritores, filósofos y economistas. Estos salones fueron los que representaron el más importante papel en la formación de la opinión pública. En Francia las reuniones mundanas tuvieron importancia histórica. Los mas famosos fueron los salones de Madame  Geoffrin y de la Marquesa du Deffand, que rivalizaban entre sí por el éxito. (274)

La civilización francesa impregnó una civilización europea. En todos los países la aristocracia hablaba francés. En las novelas históricas de Tolstoi los personajes rusos hablaban francés entre si. Federico II, el grande, Rey de Prusia,  invitaba a su palacio a Voltaire y a Diderot. Los americanos cultos como Jefferson, tenían una biblioteca de libros franceses. Es verdad que los elementos de  la filosofía de los Enciclopedistas habían sido aportados por los ingleses, mas en muchos países las ideas inglesas se difundieron bajo su forma afrancesada.

En la monarquía absoluta el régimen vale lo que vale el soberano. En 1774 la monarquía es heredada por Luis XVI, bajo cuyo mandato el absolutismo resultó intolerable, no por que el Rey fuera indigno, por el contrario, tenía todo el deseo de hacer el bien, pero el gobierno y la política no le interesaban. A los dieciséis años le habían casado con María Antonieta de Austria a fin de sellar la paz con Austria.

Luis XVI nombra a Turgot su ministro de hacienda que hubiera podido llevar a cabo las  reformas necesarias y evitado a Francia una revolución, pero sus reformas no fueron atendidas por el Rey. Como Ministro de la guerra nombra a Vergennes. Para restablecer la hacienda Turgot necesitaba paz, para el desquite sobre Inglaterra Vergennes necesitaba la guerra.

En América había que sostener las colonias rebeldes a Inglaterra. Después de la Independencia Americana, Benjamín Franklin[35] visitó París a fin de lograr apoyo de Francia. En esa Francia rebosante de ideas, se hablaba de independencia y de filosofía. América se convirtió en la promesa de la deseada libertad. En diciembre de 1777 Luis XVI reconoció la independencia de los Estados Unidos. Francia entraba en una guerra lejana sin buscar beneficio directo alguno. Necker[36] más tarde nuevo ministro de hacienda tendría que financiar esta campaña.

En 1780 a 1781 los americanos aseguraron su victoria por la independencia. Inglaterra dejaba de ser “la tirana de los mares’; Francia aparecía como la defensora de las libertades. No obstante estos triunfos, en la capital, no se vislumbraban ya una solución al problema financiero. María Antonieta empezó a ser atacada por sus enemigos. Todo lo que hacía, por inocente que fuera, era motivo de una crítica malévola. Como gustaba de las bromas y las mascaradas, sus enemigos se aprovecharon para tramar el asombroso asunto del collar, que Dumas[37] usaría después en una sus obras. La situación económica de Francia era un caos. (292)

Los franceses deseaban reparar la casa, no demolerla. Querían un Rey justiciero. La Monarquía  debía ser moderada o no ser. Luis XI había domado a los señores feudales, Enrique IV a los partidos religiosos, Richelieu a los partidos políticos, Mazarino a los príncipes de sangre; Luis XIV a los Parlamentos, se esperaba que Luis XVI  domara a los últimos privilegiados.

LA REVOLUCIÓN FRANCESA.- (297)

La revolución no empezó por un tumulto, sino por un idilio. Necker anunció el 1 de enero de 1789 que el Rey convocaba a los Estados Generales, dándole al tercer estamento, el pueblo, una doble representación. Esto fue recibido con gran entusiasmo. Mas las ideas, eran menos claras que los sentimientos. Algunos folletos salieron en tono de moderada agitación, como el del abate Sièyes que decía: “¿Qué es el Tercer Estado? Todo. ¿Qué ha sido hasta el presente? Nada. ¿Qué quiere ser, en adelante? Algo.”

Los diputados elegidos fueron de elevada calidad moral e intelectual, abogados, grandes señores, hombres de negocios y sacerdotes para un momento en que la Enciclopedia había sembrado ideas modernas en una Francia en dificultades. Para evitar los problemas que París acarreaba la asamblea se reunió en Versalles. Hay quienes dicen que la verdadera razón era que Luis XVI gustaba demasiado de la caza y no quería alejarse de los bosques y sus cotos favoritos.

La asamblea empezó el 5 de Mayo; en su discurso el Rey dijo: “Una inquietud general, un deseo exagerado de innovaciones, se han apoderado de los espíritus y acabará por desorientarnos sino nos apresuramos a encausarlos con prudencia y moderación…” Con unas palabras calurosas el Rey hubiera podido apaciguar los ánimos, pero con este comienzo, aceleró los problema. Necker fue también muy débil. Mirabeau empezó: “¿A que diablos haber convocado a todos estos diputados, si no hay nadie en el timón?”. Se formó una asamblea paralela promovida por el tercer estado, que exigía para Francia una Carta Constitucional. La agitación iba en aumento. El Rey era conminado a que disolviera esa asamblea ilegal. El Tercer Estado permaneció reunido en sombrío silencio. Un delegado del Rey llegó hasta ellos para darles la orden de que se retiren. Mirabeau le respondió esta célebre, textual y auténtica frase:

“Señor, id a decir a vuestro amo que estamos aquí por la voluntad del pueblo y que no saldremos sino por la fuerza de las bayonetas”.

Por primera vez en la historia de Francia el Rey era tratado por el pueblo como un adversario. Éste, pusilánime, no reaccionó y dijo:

“¿Se quieren quedar?, pues que se queden”.

La Bastilla era la cárcel de París donde solían cometerse todas las injusticias contra un pueblo indefenso, por ello para los parisinos era un sombrío símbolo de todo aquello que ellos rechazaban, por eso  tenía un odioso prestigio. La toma de la Bastilla representaba pues la ruptura de todo el status. El 14 de Julio de 1789, fue la gesta revolucionaria, en pocas horas habría de cambiar la faz de la tierra.

Ese día el Rey cazó durante todo el día y se fue a acostar. A la mañana siguiente le informaron los hechos. ¿Es una revuelta?, preguntó, no Sire, es una revolución.

Jamás un régimen se suicidó tan rápidamente. El conde de Segur escribía: “Un pueblo curvado bajo el yugo, se encuentra erguido…..”. De pronto no había ya en Francia más que ciudadanos iguales, dotados de derechos. El 26 de agosto la asamblea definió esos derechos. La esencia era republicana pero no se hablaba de república; el mismo Tercer Estado creía que sólo el Rey podía mantener la unión. (305)

Hubo un segundo día cuyo objetivo fue Versalles, para echar al presidente de la Asamblea de su sillón y a Antonieta de su trono. La gente exaltada grita ¡A Versalles! Pronto el palacio es invadido y asesinados los soldados. El Rey es llevado a las Tullerías[38] como prisionero de París. El pueblo aún lo defendía pero quería librarlo de la influencia de la corte y de la Reina. La indivisibilidad entre el Rey y su pueblo estaba en el corazón de los franceses.

La asamblea se reunió ahora en París. Se trataba de darse una constitución, pero nadie tenía experiencia política. Los Jacobinos[39] no imaginaban que pudieran pasarse sin la monarquía. Mientras se producía esta radical transformación el país parecía tranquilo. La nobleza siempre frívola, vivía como de costumbre. Las reuniones en París seguían siendo deliciosas, se  charlaba con ingenio y ardor.

Una buena parte de la nobleza no aceptaba los cambios y migraba en oleadas, por orgullo y por miedo. La migración se convirtió en delito a partir de 1792.

Por todas partes se cantaba un himno nuevo: La Marsellesa[40], compuesto en Estrasburgo y traído a París. Dantón, Camille, Marat y otros creían que para vencer a los reyes  de Europa, no había que estar mandado por uno de ellos. Robespierre creía que el mal no estaba sólo en el soberano, sino en la asamblea, deseaba una dictadura. En París se sentía levantarse el motín. En medio de estas luchas, la asamblea manda apresar al Rey, después se le condenó a muerte. Pero no se ejecutó esta sentencia.

Marat predica la matanza de los nobles y los sacerdotes. Se mataba en todas las cárceles. ¿Quién era el Juez?, ¿quién ejecutaba?  El terror se puso a la orden del día. No sólo se buscaban culpables, bastaban los sospechosos para mandarlos a la guillotina. Hubo 2,400 guillotinados en París y 14,000 en provincias. Así perecieron María Antonieta, su cuñada Madame Elizabeth y Madame Roland, que al morir exclamara: “!Libertad, Libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”. Bastaba una denuncia cualquiera sin necesidad de pruebas y a la guillotina. El sena llevaba sangre, no agua. En las carretas al cadalso se veía pasar jovencitas y octogenarios. Familias enteras pagaron la fuga de uno de ellos. Chateaubriand[41], que vivía en Inglaterra se enteró que el tribunal había enviado al cadalso, a su hija y a sus nietos. El conde y la condesa de Chateaubriand, todos muertos a la misma hora en el mismo cadalso

Después de matar a todos sus enemigos, Robespierre se encontró como amo de Francia. Era todopoderoso, pero estaba perdido, pues había olvidado toda mesura. No sabiendo ya protestar, la Convención murmuró. La situación hizo que los cobardes y temerosos tomaran el valor suficiente. Así, Fouché logró volver a muchos contra él. Las viudas y huérfanos formaban un pueblo de enemigos. En la Asamblea se habló por primera vez contra esos excesos, un 9 de termidor, (27 de Julio de 1794) Robespierre fue derribado. El día 11 no tenía un solo amigo. Murió guillotinado. Había terminado la época del terror. (347)

El nuevo Rey, Luis XVIII, (Luis XVII había muerto), anunciaba desde Verona, que se volvería a la monarquía absoluta, que las libertades serían suprimidas y los revolucionarios castigados. ¡Que estupidez y que falta de comprensión de la situación! Sin tonterías así, quizás la restauración hubiera sido posible. El pueblo quería una constitución, pero nadie tenía del problema un conocimiento como para saber darse una buena constitución. Esto reavivó las esperanzas de los realistas y la juventud se organizó contra la Convención. Se llamó al joven general de brigada de origen corso de apellido Bonaparte, a quien se nombró segundo jefe del Ejército del Interior. Napoleón Bonaparte se hizo íntimo de Barrás en cuya casa conoció a Josefina de Beauharnais, con quién se casó mas tarde.

El Directorio tomó el poder. Sólo la guerra prestaba todavía cierto prestigio al gobierno. Si venía la paz estaban perdidos. El Directorio volvió a los sueños de Carlos VIII: La conquista de Italia. Débil en el interior, se hacia vastos y ambiciosos planes contra Italia, Austria e Inglaterra. A Bonaparte se le encargó Italia.

Bonaparte se había preparado durante diez años en la sombra y el silencio, sus profesores le habían calificado como “enteramente dominado por el egoísmo, ambicioso, aspirante a todo”. Cuando la mayoría de los hombres se embriagaba con las palabras, él iba directamente a las cosas. Bonaparte echó al directorio una cosecha de victorias: Montenotte, Dego, Millesimo, Lodi. Conquistó Italia en un mes.

Aunque inquieto por sus triunfos, el Directorio le escribió: “Sois el héroe de Francia entera” Había triunfado allí donde los reyes de Francia habían fracasado. En las primeras elecciones de 1797 todos quedaron derrotados. Un solo hombre gozaba de un prestigio intacto, Bonaparte, que se inclinaba por la reconciliación y la moderación. Por otro lado soñaba con expediciones a Egipto, arrebatarle a Inglaterra la isla de Malta y la India quizás.

La expedición a Egipto triunfó en el sentido de que Bonaparte pudo desembarcar a pesar de Nelson. Pero al enterarse de los problemas en París puso por delante la política antes que la guerra y regresó.

El pueblo en Francia estaba cansado del Directorio. Sieyes, Fouché y Talleyrand, tuvieron que actuar como prestidigitadores para sacar adelante la Asamblea. Hubo de requerir el apoyo de la tropa contra quien estorbara las deliberaciones. La sala fue evacuada. Se votó por tres Cónsules que  sucederían al Directorio: Bonaparte, Sieyes, y Roger Duclos. Nadie puso en duda la legalidad del nuevo régimen: Francia no había sido violada: se entregaba. (356)

Francia era una enferma grave: después de cinco años de fiebre alta había caído en una natural postración. Había que vendar sus heridas. Sieyes elaboraba la Constitución del año VIII que terminó siendo estrafalaria y antidemocrática: “El poder debía venir de arriba, la confianza de abajo”. La Constitución fue aprobada en un plebiscito por amplia mayoría. Los nuevos Cónsules declararon: “Ciudadanos, la Revolución queda fijada en los principios que la iniciaron. ……” A los ojos de los franceses había un solo Cónsul, Bonaparte.

Todo en Bonaparte era calculado. Instala el Consulado en las Tullerias para indicar la continuidad del poder y que él no sería el temporal guardián de un palacio. A su secretario, le advierte: “Bourrienne: estar en las Tullerías es lo de menos, lo importante es quedarse”. Lo que los franceses quieren es la gloria, la satisfacción de la vanidad; de la libertad no entienden una palabra. Sagazmente fue ganándose a todos. “Yo no soy de ninguna camarilla; soy de todos los franceses. Basta de facciones”, decía, mientras Francia le reconocía por Jefe.

Bonaparte quería la paz que anhelaba su pueblo. Pero Austria e Inglaterra se la negaban. En la primavera de 1800 Austria reanudó las hostilidades. Bonaparte no quiso delegar en otro general el mando de sus ejércitos, en ello estaba su prestigio. En Marengo[42] libró la gran batalla con los austríacos, que ganó con angustia. El regreso a París fue triunfal. Más tarde firmó la paz con Austria en 1801 y con Inglaterra, una paz de compromiso en 1802 y una paz religiosa mediante un concordato con la Iglesia, firmado el 18 de abril de 1802. Jamás Francia había estado gobernada por un hombre dotado de tal imaginación creadora. La prosperidad renacía. Bonaparte visitó sobre el terreno a los fabricantes de Lyon, de Ruan, de Elbeuf, para animarlos a la producción. Visitó las obras del Havre. Se reunió con los juristas que elaboraron un nuevo código civil que mas tarde serviría de modelo en otras naciones. Organizó la instrucción pública. Napoleón no creía sino en la fuerza. “Para gobernar hay que ser militar; no se gobierna mas que con botas y espuelas”, decía.

Bonaparte quería ser Emperador por derecho divino. Pío VII necesitaba al vencedor de Europa; le prometió acudir para coronarlo. Cuando llegó se enteró que Josefina y Bonaparte  no estaban casados por la Iglesia. Hubo que arregla un matrimonio furtivo la noche anterior. El 2 de diciembre de 1802, Bonaparte se convierte en Napoleón I Emperador de los Franceses. Había recibido del Papa la corona de Carlomagno. ¿Soñaba con reconstruir su imperio? (368)

En 1803 las cosas le arrastran. Él habría querido la paz pero Inglaterra había jurado perderle. El imperio Francés asustaba a los soberanos de Europa. A los ojos de  Napoleón la situación era clara. Necesitaba vencer a Inglaterra o ser aplastado por ella. Él creía que si la marina le daba 3 días de dominio del canal el podría cruzar doscientos mil hombres, y pasar revista en el parque de Saint - James. El plan fracasó, por más genial que fuera Napoleón no podía crear, ex nihilo[43], ni buques, ni almirantes para tal proeza. La revolución sólo le había dejado una marina muy débil.

Entre tanto los austríacos se preparan para atacar. Napoleón mueve sus peones en un tablero de ajedrez, en Ulm fuerza a cien mil austríacos a capitular. Pero al día siguiente la armada Franco – Española es aniquilada en Trafalgar[44], por Nelson[45], (21 de Octubre de 1805). Inglaterra era dueña de los mares. Quedaba el peligro Ruso y Prusiano. Se enfrentaron en Austerlitz[46], donde combatieron tres Emperadores. Napoleón que conocía el terreno venció con todo el esplendor y dijo así a sus tropas:

“Soldados, estoy satisfecho de vosotros…. Desde hoy bastará decir: Estuve en Austerlitz, para que se os conteste: He ahí un valiente.”.

En España las cosas estaban delicadas. Napoleón creía prudente colocar a un Bonaparte en el trono de España, pero necesitó de un pretexto decoroso para romper la alianza. El pueblo se amotina en Aranjuez, el Rey, abdica a favor de su hijo Fernando VII y luego se retracta. Para Napoleón el trono español estaba vacante, él llevaría al pueblo la liberación, recordando la acogida Italiana. José Bonaparte es proclamado Rey de España. Napoleón pudo creer que había terminado la conquista de Europa. No veía en los tronos sino parientes, amigos o esclavos. Pero los parientes gruñen, los amigos traicionan y los esclavos conspiran. (378)

Los ingleses mantuvieron el dominio del mar. Napoleón empezó a tener conflictos en todas partes. En Italia con el papa, en España, José Bonaparte se enemistaba con el clero. Inglaterra tomó ese pretexto. Napoleón hizo cuanto pudo para evitarlo, pero no pudo. Mientras va a España para apaciguar ánimos, Talleyrand que había sido ministro de todos los gobiernos de Francia desde la revolución y Fouché, conspiran en París. En todas partes hay problemas. Los austríacos, financiados por los ingleses, atacan. Napoleón repudia a Josefina, y se casa con María Luisa de Habsburgo, hija de Francisco II emperador germánico. Acababa de llevar a su lecho a la sobrina de María Antonieta. Pero el suegro no se haría solidario con el yerno. Francisco II había sacrificado a su hija para ganar tiempo. El matrimonio austríaco no arregló los problemas del emperador. Napoleón seguía calculando el tiempo necesario para  que el bloqueo aportara la capitulación de los insulares. Pero tal como ha sido y será siempre, Inglaterra no se derrumba. Su Rey podía ser loco, su regente fútil, sus ministros mediocres, no importa, sus instintos y sus virtudes los sostenían.

Rusia, que sufría un bloqueo comercial, había permitido en 1811 que entraran en sus puertos barcos ingleses. Napoleón no podía consentir eso. Con ese pretexto empezó en mayo de 1812 la campaña de Rusia.

Los cálculos de Napoleón fallaron aquí. El emperador aguardó  demasiado tiempo y se lanzó por caminos malos en la peor estación. Así llegó el invierno y con él el desastre. En la retirada de la Grande Armée sólo quedó un puñado de enfermos harapientos. El Emperador dejó sus tropas volviendo a París en trineo, allí las malas noticias podían traer una revolución.

Nacionalismos y contrarrevolución se alían para destruir la obra de la Revolución Francesa. Toda Europa estaba contra Napoleón y contra Francia. Una delegación de Mariscales le pidió que abdicara para la salvación de Francia. Estando en Fontainebleau, decidió abdicar. Se despidió de su guardia. Los soldados lloraron, sólo ellos le habían amado. Los aliados, magnánimamente, le confinaron en la isla de Elba[47]. Luis XVIII retornó del exilio. Se firmó un armisticio por el que Francia regresaba a sus fronteras de 1790.

Luis XVIII estaba dispuesto a dar a Francia una constitución. Al conceder la carta el documento terminaba con estas palabras:

“Dado en París en el año 1814, el decimonono de nuestro reinado”

Así desde el primer acto de gobierno todo el mundo quedó descontento. A la derecha los realistas rabiosos, a la izquierda Carnot recordaban al Rey que la opinión pública era una fuerza. En política exterior Luis XVIII y Talleyrand llevaron a cabo una importante labor. Era imposible obtener de los soberanos de Europa, a quienes Francia había inquietado durante veinticinco años, un buen tratado. No obstante la inteligencia del Zar Alejandro, y la habilidad de Talleyrand,  hicieron del tratado lo menos malo posible.

Un 7 de marzo de 1815, llegó la noticia sorprendente para todos, Napoleón había desembarcado en Francia y marchaba hacia París. Las fuerzas que el Rey envió para detenerle no se atrevieron a hacerlo. El Mariscal Ney se ofreció a detenerle y terminó uniéndosele. El 20 de Marzo Napoleón dormía en la Tullerías. Luis XVIII y sus ministros huyeron. El restablecimiento del Imperio fue un movimiento popular. Napoleón trató de mantener en sus puestos a los funcionarios. A su enemigo Constant le encargó redactar un acta adicional a la Constitución. De ese modo el mismo Napoleón se colocaba a la orden del día y renunciaba a la autocracia.

De marzo a junio Napoleón formó un ejército de quinientos mil hombres. Los aliados tenían un millón. La defensiva parecía destinada a la derrota, Napoleón tomó la ofensiva. El 18 de junio de 1815 tenía dispuesto su ejército en Waterloo[48] en  forma brillante. Al final sus lugartenientes fallaron, Ney no llegó a tiempo y así, la tarde calló sobre sesenta mil muertos. La noche de Waterloo, el último ejército Francés, regresaba, vencido hacia París. Toda Francia pedía la abdicación. Se formó un gobierno provisional bajo la presidencia de Fouché. Napoleón se dirigió al puerto de Rochefort y de allí  a la isla de Aix, desde donde se entregó a los ingleses.

El más importante logro de La Revolución Francesa es haber inscrito en las leyes la igualdad social. Fue el epílogo de un feudalismo que había traído en su momento, un cierto orden después de la anarquía a la caída del imperio romano y el epílogo de las monarquías que llenó de privilegios a unos pocos. Eso había llegado a su fin.

También hay que poner en el haber de la Revolución Francesa, la secularización de la sociedad europea. La Iglesia había prestado insignes servicios, pero podía ser más útil y más fuerte si renunciaba a privilegios políticos y financieros que siempre molestaron a los fieles. Llegó la hora del estado laico, la libertad de cultos, la emancipación de los judíos, la supresión de los tribunales en materia de fe. La Iglesia Católica perdió una parte de sus bienes y de su poder político, pero esas pérdidas hicieron de ella una fuerza religiosa más sincera y más respetada.

La Revolución Francesa, logró, además, terminar de unificar Francia. Ya no hubo, Normandía, Bretaña o Borgoña; hubo una sola Francia. (401)

A la caída de Napoleón, Fouché formó un gobierno provisional. Todos estuvieron dispuestos a gritar, una vez mas, “!Viva el Rey!”, con tal que la monarquía respetara las situaciones adquiridas. Luis XVIII aceptó todo, excepto la escarapela tricolor. Talleyrand fue encargado de formar ministerios.

Pero con el Rey volvieron los emigrados y los privilegiados de otros tiempos que no habían aprendido nada, que no reconocían la nueva sociedad y querían volver a antes de 1789. El hermano del Rey, el conde de Artois, se jactaba con La Fayette de ser el único francés que no había cambiado en veinticinco años. Los realistas rabiosos querían leyes de excepción y restablecimiento de los privilegios. “Quien no ha vivido en Francia en 1815 no sabe lo que es el odio”. El tribunal Revolucionario renacía con otro nombre, los hijos de las  víctimas de ayer, eran los verdugos de hoy. En medio de esta pugna entre realistas rabiosos, moderados “doctrinarios” y revolucionarios, era difícil gobernar, no había reconciliación posible. Muchos pasaron por los ministerios, entre ellos grandes hombres como Chateaubriand.

En 1824, Luis XVIII, viejo ya, murió. El Conde Artois subió al trono como Carlos X. El cambio era profundo, Luis XVIII había sido un moderado, Carlos X era un emigrado. Los ultras tenían a su Rey

Carlos Thiers, decía desde “Le National” periódico fundado por Talleyrand y Laffitte que el público compraba con entusiasmo: “El Rey reina pero no gobierna”. Otra vez cambios de ministros que no resuelven nada. En julio de 1830, Carlos X dio cuatro ordenanzas que eran inconstitucionales, impopulares e inaceptables, Chateaubriand, dice: “Un gobierno más que se arroja desde lo alto de la torre de Nôtre Dame”. Los parisinos se sublevaron, Thiers redacta una protesta. Carlos X llama al Mariscal Marmont para restablecer el orden. No había modo, los insurrectos tenían barricadas en las calles y copaban la parte oriental de la ciudad. Carlos X tuvo que firmar la retracción de las ordenanzas, no podía seguir reinando. Desde su periódico Thiers propuso al duque de Orleans. ¿Sería aceptado por el pueblo?

El Duque de Orleans se dirigió a caballo al Hotel de Ville[49], siendo abucheado, pero La Fayette, siempre de gestos espectaculares, le puso en la mano una bandera tricolor, lo que hizo que la gente lo aclamara.

A principios de Agosto de 1830 la cámara decidió que el Duque de Orleans y sus descendientes varones por orden de primogenitura, serían, no ya Reyes de Francia sino Reyes de los Franceses. El Duque tomó el nombre de Luis Felipe I. Tenía cinco hijos, la dinastía parecía asegurada. Los más sorprendidos fueron los insurrectos, que habían creído forjar una República y habían dado a luz una monarquía burguesa.

Las intenciones del nuevo Rey eran buenas; su posición era falsa. La iniciación del reinado fue desdichada. Las revoluciones son enfermedades de incubación muy breve y convalecencia muy larga. Un pueblo que acaba de ver triunfante el motín, siente la tentación de recurrir al golpe de fuerza cada vez que se siente descontento. Y París no estaba contento. En reacción contra el clericalismo de la época de Carlos X, se manifestaba ahora un anticlericalismo. Por haber celebrado una misa por el aniversario de un realista, la iglesia de Saint Germain-l’Auxerrois fue invadida y saqueada.

El Rey llamó al poder a la resistencia con Casimir Perier. Un banquero sucedía a otro, éste formó un  gobierno de combate. “Francia ha querido que la monarquía fuese nacional, dijo, pero no ha querido que fuese impotente”.

La conquista de Argel, iniciada por Carlos X para ganarse simpatías, continuaba gloriosamente, aunque disgustaba a Inglaterra siempre celosa de toda acción en Africa.

Hacia 1838, la situación del régimen parecía consolidada. Por lo menos había durado. Luis Felipe no trataba de hacerse amar. Europa necesitaba en Francia, un gobierno estable a fin de evitarse problemas.

No obstante siempre había motivos para revueltas. En 1848, durante una manifestación frente a la casa del ministro Guizot, en el Boulevar de los Capuchinos, un manifestante disparó una pistola y la tropa respondió con fuego cerrado.  Cayeron veinte muertos, hombres y mujeres; cinco cadáveres fueron paseados  en una carreta a la luz de las antorchas. El pueblo pidió venganza. El Rey llamó a Thiers, que odiaba a Guizot, pero fue silbado por la multitud. Thiers aconsejó al Rey que se retirara a Saint-Cloud. Luis Felipe fue mal acogido por la guardia, volvió a palacio y bajo la presión de sus hijos, abdicó a favor de su nieto. La Monarquía había muerto. Luis Felipe había dado a Francia algunos de los años más prósperos de su historia, pero los franceses no viven sólo de prosperidad. En 1848 París reanudaba la era de las aventuras. Los franceses llamaron a la época de Luis Felipe la Monarquía de Julio y también la primera República. (426)

Las gentes del National, (Thiers) querían una revolución política, la República, elecciones inmediatas, la bandera tricolor; las gentes de la Reforme, exigían una revolución social. Se vivieron días tumultuosos. Obreros armados de fusiles reclamaban el derecho al trabajo y un salario mínimo. (434)

Los obreros parisienses estaban, con razón, descontentos, no se les había escamoteado la República se les había escamoteado los cambios sociales. Por seiscientos votos contra doscientos la Asamblea decidió que la elección presidencial se hiciera por sufragio universal. ¿Quienes eran los posibles candidatos?  El primero Alfonso de Lamartine, poeta francés, miembro de la Asamblea, que creía tener una popularidad extensa. Cavaignac, general del ejército, que tenía popularidad y Luis Napoleón Bonaparte, hijo de un hermano de Napoleón I, que no dejaba de creer en las virtudes mágicas de su nombre. Al realizarse el escrutinio, éste último ganó ampliamente.

Vile-Castel, escribía en algún periódico: “Reconozco en el Presidente una gran cualidad, es valeroso y una gran virtud política: es poco comunicativo”

Las pugnas entre republicanos y monárquicos permanecían latentes. El embajador de España escribía en 1852: “Francia esta llena de monárquicos impotentes para instaurar una monarquía, que gimen bajo el peso de una República que no cuenta con un republicano para defenderla….”.  No había sino dos soluciones, la revolución o la dictadura. Luis Napoleón estaba seguro del mando de las tropas. Nombró jefe a  Saint-Arnaud, dotado de tanto valor como pocos escrúpulos. En la prefectura de policía, puso a Maupas, hombre seguro. Muchos diputados fueron detenidos. Thiers no mostró ningún heroísmo. Todo lo que permanecía fiel a la República quedó eliminado. La represión era ayudada por las venganzas locales. “La mitad de Francia denuncia  a la otra mitad” decía George Sand[50]. La República tenía sus fanáticos, pero ya no tenía fuerza; los monárquicos se hallaban impotentes.

Después de una corta segunda República, llegó así un segundo Imperio. Un plebiscito confirmó esta situación, por 10 a 1. Luis Napoleón se confirmó como dictador. El imperio era cosa hecha. Luis Napoleón  Bonaparte, se hizo llamar Napoleón III, tenía cuarenticinco años. Un año después en 1853 se casó con Eugenia de Montijo.

Los comienzos del régimen fueron brillantes. Los primeros efectos de los regímenes autoritarios son, con frecuencia felices, se precisa algunos años para que aparezcan los peligros de la falta de libertad. Hubo prosperidad hasta 1860. Después empezó la declinación. El emperador fatigado y enfermo tropezaba con una creciente oposición. Los clericales agriados por la pugna de Italia con la Iglesia por el asunto de Roma[51], reprochaban al emperador haber abandonado al Vaticano. (460)

A partir de 1860 el Emperador y el Imperio declinaron.  En 1861 Napoleón III concibió la idea de ampliar su prestigio, interviniendo en México imponiendo a Maximiliano de Habsburgo, hermano del Emperador de Austria Francisco José. Los mexicanos resistieron, y Benito Juarez[52] ayudado con armas por los Estados Unidos, capturó y fusiló a Maximiliano. Un desastre para Napoleón III.

En 1865 Bismarck[53], que con cinismo genial aprovechaba para su juego las quimeras de Napoleón III, le pidió una entrevista que se realizó en Biarritz, y le anunció que iba a hacer la guerra a Austria para expulsarla de la confederación germánica, revisar la constitución y aliarse a Italia y que a cambio de la neutralidad francesa admitiría gustoso que ésta obtuviese compensaciones territoriales. Napoleón III se dejó seducir. Creyó que rasgando los tratados de 1815 repararía sus fracasos en México.

En 1866 Bismarck, hizo la guerra a Austria en pocas semanas, haciendo uso de la ciencia y la industria en una guerra de concepción moderna. Cuando Napoleón III quiso cobrar su parte, Bismarck se burló de él. El fracaso trajo mas fracaso. Combatido por la opinión, fatigado y enfermo el Emperador cedía poco a poco. En esa situación no buscaba conflictos, Alemania los buscaba.

En 1870 Alemania  jugaba por la guerra para la que ya se había preparado. Francia tuvo que improvisarla. Su ejército estaba desorganizado, y sin recursos. Desde un principio la campaña fue un desastre. En dos días y con dos  victorias los alemanes llegaron a la frontera, invadiendo Alsacia y Lorena. Los franceses se batieron en retirada. El 2 de setiembre capitularon después de un  mes de guerra. Así empezó el funesto periodo de la hegemonía alemana en Europa, que mas tarde, en el siglo XX, nos llevará  a la primera y a la segunda guerra mundial. (472)
***
EL ROMANTICISMO DEL SIGLO XIX.-

El comienzo del siglo XIX son los albores de la época moderna. La literatura en Francia trajo grandes obras de Dumas, Victor Hugo, Flaubert. Los lectores en Francia habían perdido la fe y por efecto de la inestabilidad política y social se habían vuelto cínicos y burlones.

La burguesía se evade hacia el placer. El mundo entero corre hacia París para divertirse. La provincia francesa ya no esta aislada gracias al ferrocarril. Todo burgués provinciano va por lo menos una vez al año a París a pasar una temporada. Las salas de teatro se multiplican. París escandaliza al mundo entero.

La reacción al romanticismo de la primera mitad de siglo es el realismo. Goncourt, Guy de Maupassant, Daudet, Zolá son sus herederos. Ellos empiezan a elogiar a los pintores, Courbet, Manet y otros, que desconcertaron y escandalizaron con su estilo, sus sensuales desnudos, su atrevido cambio.

Los avances de la ciencia acompañaron al arte. El motor a vapor, las máquinas, el industrialismo, deslumbran y llevan al hombre a pensar que el realismo y la ciencia eran la única verdad y lo que no se ve o no se puede demostrar no existe. Auguste Comte[54] sintetiza este pensamiento que domina el final del siglo en su filosofía  Positivista.

La técnica, por efecto de los avances de la ciencia empieza a tomar todos los campos y a modificar el estilo de vida.

El industrialismo trajo desarrollo y la riqueza empezó a llegar a manos de trabajadores, servidores, pequeños industriales, y comerciantes, gestores de toda una nueva gama de productos que la masa empieza a usar. En cada capital de provincias, los profesores, los médicos, los notarios, los farmacéuticos, los veterinarios etc. formaban un grupo liberal, sediento de igualdad y rico en talentos que aspiraban a mejores ingresos. Las ciudades empezaron a crecer a expensas del campo.

En América las naciones se van formando liberándose de Europa y formando Repúblicas, incipientes y débiles pero Repúblicas al fin, que poco a poco han ido avanzando con dificultades. Francia en cambio, gestora de las libertades aun luchaba por ella.


LA TERCERA REPUBLICA.- (485)

Cuando en París el cuerpo legislativo recibió el telegrama de Napoleón III haciendo saber de su derrota y prisión, era un riesgo tomar el poder teniendo de por medio una paz difícil. Thiers propone una comisión de Defensa Nacional. El pueblo de París quería la República. Gambetta[55] toma la cartera del interior. En un manifiesto se proclama que Francia no entregará ni una pulgada de su territorio. Jules Favré se entrevista con Bismarck en el castillo de Rothschild, para discutir el armisticio, Bismarck exigió la rendición de quienes quedaban en pie de lucha y la cesión de Alsacia y Lorena. Gambetta telegrafió a los prefectos: “París jura resistir hasta la muerte”. París fue cercada el 19 de setiembre.

Si Francia hubiese encontrado en ese momento un apoyo del exterior, su heroico esfuerzo la hubiera salvado. Mas, aislada, estaba condenada. Hubo muchos episodios heroicos y sublimes, pero la suerte estaba echada. Gambetta se pronuncia: “Haré frente a la tormenta, jamás la desesperación se ha apoderado de mi”. Gambetta era sin duda un patriota, pero Thiers no lo era menos y continuaba creyendo que de haber pactado antes al menos Lorena se hubiera salvado. El 28 de Febrero de 1871, en Versalles Favré firma el armisticio, Gambetta no estaba de acuerdo. Francia estaba dividida. Bismarck se satisfacía viendo pelearse a los franceses entre si.

La razón la tenía Thiers y sus seguidores, pero Gambetta es un héroe, que duda cabe. Era el debate entre la canción de gesta y el  fabliau[56] eterno conflicto francés.

Thiers, anciano ya pero con un enorme prestigio en toda Francia es nombrado Jefe de un gobierno provisional. Alguien tenía que representar a Francia en la derrota y nadie quería hacer ese papel. En Febrero de 1871 es elegido por amplia mayoría. Él decía: “Yo soy un monárquico que practica la República”. Las negociaciones de paz fueron dolorosas. Bismarck exigía una fuerte indemnización de guerra manteniendo la ocupación de parte de Francia mientras esta no fuera pagada y además la anexión de Alsacia y Lorena. Thiers regresó a París entre lágrimas. Sabía lo duro que era eso para su amada Francia. Una de las condiciones del tratado de paz era la entrada simbólica de los alemanes en París y su desfile triunfal por los campos Elíseos. El acto fue corto, pero bastó para llevar al máximo la indignación de los franceses y sobre todo de los parisinos. (494)

Después de estos duros momentos había que pensar en el futuro. Los Monárquicos creían que el único obstáculo para la restauración era la rivalidad de las dos ramas. La derecha oía decir a Gambetta sobre la llegada de “nuevas capas sociales”

Para fundar la República, ya no quedaba otro camino, se precisaba la alianza de Gambetta con los monárquicos razonables. El propio Gambetta propuso la difícil unión. Después de muchos debates y distintas propuestas, la Ley Constitucional de 1875 fundó la tercera República. Para ese momento ya se había reorganizado las finanzas, se habían construido dieciocho mil kilómetros de vía férrea, el comercio exterior creció 21%. En los puertos había actividad plena. La exposición de París de 1878 fue el signo esplendoroso del renacimiento francés. Hugo, Taine, Renán, Flaubert, Zola continuaban su obra literaria, Manet, Monet, Renoir, trabajaban en silencio preparando al día siguiente de  la derrota el mas deslumbrante renacimiento. (500)

El 14 de Julio de 1880 se celebra por primera vez el día de la Nación y se canta La Marsellesa como himno de Francia. Las nuevas reglas regían a Francia, no sin algunos conflictos. La escuela religiosa y la escuela laica habían luchado hasta entonces en igualdad de condiciones. Jules Ferrier, doctrinario de izquierda, hizo votar unas leyes escolares en las que se negaba el derecho a la enseñanza a las congregaciones no autorizadas. Jesuitas, Maristas y Dominicos eran afectados. Esto generó un conflicto entre la Iglesia y el Estado que fue de lamentar. Eran los primeros efectos de la influencia del pensamiento de Marx y Engels.

Gambetta era, a la vez, el hijo pródigo y el hijo problema de la República. Su muerte en 1882 restó color romántico a la política francesa. De vez en cuando algún precursor pedía la elección de los jueces, la separación de la Iglesia y el Estado, el impuesto sobre la renta, pero entonces, como habrá de suceder durante cincuenta años, el centro se acerca a la derecha y bloquea las reformas de las estructuras. Los republicanos habían sabido, en tiempos de Gambetta, hacerse dueños de la República y mantener un régimen que no dividía a los franceses.

En 1889 se realizó la segunda Exposición Universal. Fue de un esplendor grandioso con la inauguración de la Torre Eiffel. París era la ciudad luz. Los grandes trabajos de urbanismo del alcalde Hausseman dieron a París los trazos de los grandes boulevares, parques, jardines, perspectivas maravillosas, que el mundo enteró empezó a visitar incesantemente. (515)

La alianza del trono y el altar había sido en Francia algo más que una frase. Durante siglos el Vaticano había sostenido a la casa de Francia. Pero el Papa León XIII pensó con razón, que la misión de la Iglesia no es combatir al gobierno legal de un país. Puede luchar contra una ley hostil, pero no contra una constitución. La Iglesia es eterna, sobrevive a las dinastías y a los regímenes. Una encíclica Pontificia aportó sabias directrices a la Iglesia de Francia y a sus fieles. Esta actitud permitió la formación de un partido católico republicano, que hizo deslizarse hacia el centro a la mayoría del parlamento.

En 1894 se engendró una crisis por el llamado affaire Dreyfus. Éste fue un oficial del ejército francés de origen judío acusado de espía, quien por el antisemitismo existente, fue condenado y degradado. Algunos convencidos de la inocencia de este hombre como Picquart del Servicio de Información del ejército y ayudado por Emile Zola que escribió y publicó una famosa carta bajo el título de: “Yo acuso”, se estrellaron contra la obstinación, el orgullo, y los prejuicios. Francia estuvo dividida. La lucha fue terrible. El escándalo de las falsedades fue tal que se impuso un nuevo juicio. Al final temerosos que esto arrastrara a la República, se hizo justicia y Dreyfus fue liberado en 1906 después de dos juicios y varias anulaciones. (518)

Entre 1906 y 1914 Francia había vivido feliz. La conquista de Marruecos fue ocasión de bellas explotaciones, y Francia parecía todo lo próspera que puede ser un país Europeo. La situación financiera de la Tercera República fue siempre buena y ofreció a la historia una lista de nombres brillantes, a la que, además de los ya mencionados, se debe añadir nombres como, Paul Bourget, Anatole France, Paul Valery, Charles Peguy. (525)

A finales del siglo XIX, un filósofo francés ejerce profunda influencia sobre el pensamiento, la literatura y el arte. Henri Bergson analiza el mecanismo de la memoria, la conciencia, las fuentes de la moral y de la religión. El papel de las mujeres en la sociedad francesa siguió siendo enorme, en sus salones, tal como antaño, discurrían los intelectuales exponiendo sus ideas. La Francia de 1914 no tenía nada que envidiar a la de Luis XIV.


LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.- (536)

Al referir los acontecimientos de la guerra de 1870 escribimos: “Así empezó el funesto periodo de la hegemonía alemana en Europa, que mas tarde, en el siglo XX, nos llevará  a la primera y a la segunda guerra mundial”. Ha llegado ese momento.

Las causas profundas de este conflicto fueron el antagonismo germano-eslavo en los Balcanes y las ambiciones coloniales alemanas, lo que se desató con el asesinato del archiduque de Austria Francisco José en Sarajevo el 28 de junio de 1914. No menos importante era el sentimiento de  desquite que guardaba todo patriota francés después del desfile de 1871 en los Campos Elíseos. Los aliados naturales eran Inglaterra, Rusia, Bélgica, Servia, Rumania, Estados Unidos, Japón.  Los alemanes invadieron Bélgica y el norte de Francia siendo detenidos en la batalla del Marne por Foch. En 1915 fracasaron los intentos aliados de romper el frente alemán en el norte de Francia. En 1916 los aliados, con ejércitos franceses comandados por Petain vencieron en Verdún. No obstante los territorios aliados permanecían invadidos. Los alemanes dominaban en el mar con la guerra submarina, haciendo problemático el abastecimiento a Inglaterra. El ejército francés estaba descontento y estallaron motines en dieciséis cuerpos.

En 1917 los Estados Unidos entran en la guerra formalmente. La balanza se inclina para los aliados que inician la contraofensiva a mando del general Foch. Los alemanes se retiran. Se firma el armisticio el 11 de Noviembre de 1918 aceptando los alemanes las condiciones de Foch. En Alemania estalla una revolución y el Emperador Guillermo II huye a Holanda.

El número total de muertos fue de nueve millones. A París fueron el Presidente de los Estados Unidos, el primer Ministro Inglés, el de Italia, y el Japón, para discutir con Clemenceau el futuro de Europa La conferencia de París basó sus decisiones sobre el principio de las nacionalidades. El tratado de Versalles, intentó dejar a Alemania desarmada, pero también dejó una Europa dividida en forma caprichosa. Francia recuperó Alsacia y Lorena, y los alemanes quedaron prácticamente aplastados, el tiempo demostrará que el Tratado de Versalles fue fatal. ¿Había sido una gran victoria? ¿Sería duradera?

Clemenceau, ídolo de Francia en 1918, fracasó en 1920. El patriotismo favoreció a los veteranos de la guerra; el temor al comunismo perjudicó a los partidos de la izquierda que se divide en el partido comunista y los demás dirigidos por León Blum. (545)

La guerra había dejado las arcas de Francia vacías, debía encontrar dinero en alguna parte para no ir a la bancarrota. Poincaré elegido en 1922 quiso exigir el pago de las deudas alemanas. No lo logró, por lo que tuvo que dimitir.

El impuesto a la renta, que en Inglaterra había sido acogido con éxito, en Francia no resultó:

a) porque en Francia era tradición el secreto sobre los negocios.
b) porque en Francia al estar el capital mucho mas repartido, la medida afectaba a muchos, originando reacciones políticas. (548)

En la superficie nada había cambiado en Francia. Pero los ataques contra la Tercera República venían de la izquierda y la derecha. La Tercera Internacional Comunista sostenía la tesis del partido único y de la dictadura del proletariado. A la derecha el peligroso ejemplo del fascismo Italiano. Las pasiones se fueron encendiendo.

Las divisiones interiores eran tanto mas peligrosas cuanto que en Europa aumentaba el poder y la agresividad de los estados fascistas. En Italia Mussolini era dueño absoluto y en Alemania un agitador antisemita, Adolfo Hitler, tenía el poder desde 1933 y hablaba ya de forjar “la nueva Alemania” apoyado por una juventud fanatizada. Todos tardaron en reaccionar a los llamados que desde Londres hacía Winston Churchill, avisando del peligro Nazi.

Hitler jugó con la inacción de sus vecinos mientras ocultamente se preparaba para la guerra, construyendo acorazados, tanques, armas de todo tipo y organizando a sus ejércitos para un nuevo tipo de guerra. La sociedad de las Naciones, creada para garantizar la paz en 1918, caía en el mismo juego

Hitler ocupó Renania[57] y la militarizó, ante la vista y paciencia de todos. En ese momento supo que podía atreverse a todo. En España estalló una guerra civil, Alemania e Italia apoyaron a Franco, ensayando nuevos métodos de guerra. Francia e Inglaterra y otros buscaban refugio en una política de no intervención. En Inglaterra, en 1937, Chamberlain, a pesar de las advertencias de Churchill e Eden, esperaba apaciguar a Hitler. Con una candidez a toda prueba se reunió con él en Munich y establecieron las fronteras de Checoeslovaquia como Hitler las quería. Por cierto que Hitler le dio todas las garantías, mientras se seguía armando para lo contrario. Chamberlain pasó por París creyendo llevar consigo la paloma de la paz, fue aclamado. Después regresó a casa y también fue recibido victorioso. ¡Qué lejos estaban de la verdad! Otros menos incautos les ponían sobre aviso sin éxito. La noticia de un acuerdo Ruso - Alemán  consternó a Francia e Inglaterra, que habían hecho lo imposible para mantener la paz. Fracasaron al encontrar una voluntad demoniaca y un orgullo insensato. (553)

Alemania invadió Polonia, por lo que Inglaterra y después Francia le declararon la guerra. El 3 de Setiembre de 1939 a las cinco de la tarde empezó para los franceses la segunda guerra mundial. Esta era una guerra de ideas y principios. Se trataba de saber si dominaría el mundo la violencia y  el cinismo o el derecho de gentes.

Los franceses confiaron en su antigua línea de Maginot como defensa a lo largo de la frontera con Alemania. No pudieron prever el tipo de guerra que se les venía.

Los alemanes dominaron Polonia en pocas semanas, mediante una acción de infantería de gran rapidez a la que se le llamó Blitzkrieg o guerra relámpago acompañada de la invasión rusa por el este. Impusieron un gobierno Nazi dirigido desde Berlín. Después vendría la invasión de Noruega, en cuyos puertos hacia el mar del norte se instaló la flota dispuestas al ataque. Con la misma violencia y rapidez vino el ataque a Holanda y Bélgica. Todo en menos de 6 a 8 semanas. El ataque a Francia fue por el norte, no por el este, la línea de Maginot fue inútil. Los ejércitos franceses e Ingleses se desplazaron para cerrar el paso a los alemanes. Los  ingleses fueron copados y cercados en Dunkerque. No había escape, salvo por el mar, lo que resultó un acto heroico del pueblo civil Inglés; doscientos sesenta mil ingleses y mas de cien mil franceses fueron transportados a Inglaterra en todo tipo de pequeñas embarcaciones que cruzaron el canal ocultos en la noche. Al quinto día de la ofensiva Alemana se había abierto una brecha. El camino a París estaba abierto. El delirio de fuga atacó a la población, las carreteras se abarrotaron dificultando el desplazamiento de las tropas aliadas.

El gobierno decidió no defender París a fin de salvar la ciudad y se replegó hacia Tours. La situación era desesperada. El gobierno, dirigido por Reynoud, consultó a Inglaterra cómo serían las relaciones con ellos si Francia se viera obligada a una paz por separado. Churchill respondió: “No abrumaremos nunca a un aliado en desgracia, y si alcanzamos la victoria nos comprometemos incondicionalmente a levantar a Francia de sus ruinas”. (561)

Los Estados Unidos no podían hacer mucho, el congreso no autorizaría una guerra en Europa. Los franceses están divididos, unos como Petain buscan un acuerdo con Alemania otros como De Gaulle no. Petain, héroe de la guerra del 14 es llamado a hacer gobierno en esta terrible situación. El 22 de Junio se firma el armisticio. Se dio la orden de hundir los barcos de la flota francesa si había el peligro que cayeran en manos alemanas. Petain forma gobierno en Vichy sometido a las condiciones alemanas. El general Charles De Gaulle huye de Francia y forma en Africa el gobierno de la Francia libre, que repudia al gobierno de Vichy y que es reconocido por el gobierno de Inglaterra y todos los aliados. Así se desvaneció la Tercera República, que a pesar de este triste fin había tenido sus momentos gloriosos.

Francia quedó inmovilizada. Petain en Vichy viejo y sin nada con que hacer contrapeso se entregó a los nazis creyendo que eso era lo mejor. No obstante los franceses no se dejaron vencer sin luchar. La resistencia, aunque formada por grupos de distinta postura política, trabajó permanentemente hostigando a los alemanes y ayudando a todo aquel que pudiera hacer un bien a Francia.

De Gaulle anima a los franceses a través de la radio británica y adquiere un evidente prestigio en su patria y en el mundo entero.

La guerra continúa. Alemania ataca por aire a Londres, que se defiende heroicamente. Los jóvenes de la RAF salen todos los días a patrullar y defender Londres. Todos los días alguno no vuelve donde sus amigos. Alemania ataca a Grecia, Yugoslavia y finalmente a Rusia. En el norte de Africa, Erwin Rommel hace una guerra admirada por todos, pero finalmente sucumbe ante Montgomery que lucha con los nuevos tanques Sherman que los americanos enviaron. En el mar la guerra es terrible. Los submarinos alemanes, al igual que en la guerra del 14 mantienen en zozobra a los transportes americanos que llevan armas y alimentos a Europa. Igual zozobra logran los alemanes con sus famosos acorazados de bolsillo como el “Bismarck” el “Graf Spee”. Al final la flota alemana es mermada y la estrategia aliada evita a los submarinos logrando pertrechar a los ingleses y a los rusos atravesando los helados mares del norte.

Japón aliado de Hitler, mantiene en jaque a la China que es pertrechada por los aliados a través de la carretera de Birmania donde se desarrolla una terrible lucha en la selva misma.

El 7 de Diciembre de 1943 Japón ataca a Estados Unidos en Pearl Harbor y los americanos entran formalmente en la guerra. Esto, al igual que en la guerra del 14, inclina la balanza a favor de los aliados. Los americanos ponen toda su industria al servicio de la guerra. Construyen barcos y aviones en serie superando toda expectativa. (569)

Hitler fracasa en su guerra en Rusia, al igual que a Napoleón, el frío y la valentía de los rusos lo han vencido. La batalla de Stalingrado fue el momento culminante de esta derrota.

En 1944 el General Einsenhower, comanda las tropas aliadas quienes primero desembarcan en Casablanca y a través del norte de Africa pasan a Sicilia y a Italia y con Patton a la cabeza toman Roma. Poco después en un plan increíble desembarca en las playas de Normandía al norte de Francia. La logística ha sido pensada hasta el último detalle y ponen en las playas más de un millón de hombres en menos de una semana. En pocos días vencen la resistencia alemana. París es liberado. Los parisinos vuelven a sonreír.  Los aliados con un gesto de nobleza dejan ingresar a París a Charles De Gaulle como un héroe. Los ejércitos son vitoreados a su paso debajo del Arco del Triunfo.

Poco después los ejércitos aliados cruzan el Rin y llegan a Berlín. Hitler se suicida. La guerra en Europa ha terminado.

Durante la reunión en Postdam[58], ahora con Stalin y Churchill, Truman[59], presidente de Estados Unidos, recibe un telegrama cifrado que dice: “Los mellizos han nacido”. Esto quería decir algo tenebroso pero definitivo, la bomba atómica estaba lista para ser lanzada cuando él diera la orden. El 6 de Agosto de 1945 en Hiroshima y dos días después en Nagasaki, cayeron sendas bombas atómicas que obligaron al Japón a rendirse.

LA CUARTA Y LA QUINTA  REPUBLICAS.-

Hay que entender que Francia estaba, después de la guerra, prácticamente destruida. Había que empezar casi de la nada. Esto hacía difícil el futuro. Después de varias tentativas de estabilidad sin éxito en la cuarta república, De Gaulle es llamado al gobierno, dando una nueva constitución e iniciando así la quinta República. Es elegido presidente en 1959 y reelegido  en 1965. Renunció en 1969 al no ser aprobado por el pueblo un referéndum relativo a reformas internas.

EVOCACIÓN FINAL.-

Francia ha sido es y será siempre una gran Nación, allí se dan todos los valores que la vida del hombre puede desear. Varias veces en su historia pareció arruinada, ya sea por la invasión, por la guerra civil, o por conflictos internacionales, pero siempre se levantó incólume, siempre hubo una fuerza unificadora para su reconstrucción. Los corazones franceses son invencibles.

Por todo eso viajar a Francia será siempre algo maravilloso y regresar, más aún. Visitar sus castillos románicos en el sur rodeados de viñedos y bosques, y las catedrales como Chartres, la Sainte-Chapell, Reims con sus bellísimos vitroeuxs que dejan pasar sólo la luz necesaria para hacerlo apropiado a la meditación. Sus costas del norte donde guerrearon sus aliados y muchos ofrendaron sus vidas para su liberación, el Sena discurriendo majestuoso por la planicie, formando meandros en un ir y venir como no queriendo llegar al mar. El Perigord, la antigua Aquitania, con el Dordogne que discurre regando valles donde las gentes siguen sus costumbres ancestrales y donde podemos saborear sus famosos Foigras. El Loire, que majestuoso  baña laderas desde las que los castillos de Francisco I nos invitan a regresar al pasado. Chambord, Blois, Chenoncaux parecen revivir magníficos soirees[60] a la luz de candelabros magníficos y paseos a caballo por los bosques. Nos detenemos para un desayuno o un almuerzo en la yerba en escena como las que Renoir y otros han dejado estampado en sus lienzos en imágenes cargadas de color.

Ruan, Avignon, el Havre, Orleans, Rocamadour, basta mencionarlos para imborrables recuerdos. Y que decir del Mt. Saint-Michel, no tanto por el asombro que nos produce las veleidades de la marea, sino por vivir, aunque sea un momento, el silencio de los claustros de la abadía que la cumbre guarda en su seno.

Y en París, Notre Dame que se levanta en la Lutecia, como se llamaba en la antigüedad a la Ille de la cité, cuya construcción se iniciara en 1163 y se terminara en 1250. Los museos de Louvre, D’Orsay y otros, rodeados de avenidas y alamedas que nos llevan a la Place de la Concorde, a La Vandome, a La Madelein, al Arco del Triunfo. El barrio de Le Marais y la Place de Vosges desde donde Víctor Hugo nos dejó sus obras, y cerca de allí el museo de Picasso.  Cruzando el puente frente a Notre Dame el barrio latino con la juventud despreocupada y alegre.

Todo este esplendor con el Sena que discurre bajo los puentes de los que nos cantaba Edith Piaf en sus romanzas y a cuya orilla se erige la Tour de Eiffel, a la que podemos ver casi de todas partes pero que desde las alturas de Sacre Coeur en el barrio de Montmartre su presencia en medio de la ciudad se hace imponente.

Nuestro viaje esta terminando. Al fin de la tarde, ya cayendo la noche, nos detenemos para una última copa de vino en Champs Elysées,  siempre confiados en poder volver.

¡Vive la France




[1] Rio de Francia que nace en Suiza cruza el lago Leman (Ginebra) y pasa por Lyon, corre hacia el oeste y pasa por Avignon y Arles y desemboca en el Mediterráneo.
[2] Región del norte de Francia,  de la actual Normandía.
[3] Burgo: Población pequeña, dependiente de otra principal. De aquí deviene el término burgueses para referirse a un hombre sencillo de los pueblos o Burgos.
[4] Dinastía que ocupó el trono Inglés desde Enrique II, (1133), hasta Enrique VIII, (1491), y que en 1450 se dividieron en dos ramas rivales, los Lancaster y los York, originando la guerra de las dos rosas.
[5] Debe haber sido un adoquinado.
[6] Este no es Felipe el Hermoso, de España, (1478), casado con Juana La Loca
[7] Guyenne: Región de la antigua Francia, c. Burdeos
[8] Avignon: Ciudad al sur de Francia a orillas del Ródano.
[9] La Guyenne Antigua provincia francesa en la costa del Atlantico, su capital Burdeos
[10] Antigua Provincia francesa, que junto con Alsacia se ubican entre el Mosela y el Rin y han sido materia de disputas con Alemania.
[11] Ciudad de Francia en cuya célebre Catedral se coronaron todos los reyes de Francia desde Clodoveo.
[12] Alaín: Emile Chartier escritor francés maestro de Andre Maurois en el Liceo de Ruan.
[13] Benvenuto Cellini: Célebre escultor, orfebre y grabador Italiano, que trabajó en la corte de Francisco I y en Florencia, cuya vida agitada cuenta él mismo en sus Memorias.
[14] Pierre de Ronsard: (1524-1585) Poeta Francés. Fundó el movimiento llamado La Pléyade. En sus sonetos canta la belleza del amor.
[15] Jacobo Robusti, llamado el Tintoreto, (1518-1594) Pintor Italiano y mas  propiamente Veneciano.
[16] Tiziano Vecellio, (¿1490? – 1576), pintor Italiano, máximo representante del renacimiento Italiano que estuvo al servicio de Francisco I y de otras cortes de España.
[17] Miembro de la familia del mismo apellido que reinó en Milán . (siglos XIV a XVI)
[18] Navegante Francés que partiendo de Saint Maló, descubrió y se posesionó de Canadá en nombre de Francisco I y fundó Quebec.
[19] Francisco Rabelais: (1494-1553) Humanista y escritos Francés. Cura Benedictino, médico y profesor de anatomía autor de Gargantúa y Pantagruel en la que expone su filosofía de la naturaleza y su moral epicúrea.
[20] Mahoma: (570 – 632 dc). Fundador del Islamismo
[21]  Peste negra:  La peste es una terrible enfermedad infecciosa, altamente contagiosa, que arrasó Europa al final de la Edad Media, ante la impotencia de todos.
[22] Ciudad de Alemania oriental a orillas del Elba
[23] La invención de la Imprenta por Gutemberg en 1440 había permitido la difusión de la Biblia.
[24] Calvino: Propagó la reforma en Francia. Se distingue por el origen democrático  que atribuye a la autoridad religiosa y el dogma de la predestinación, por el que las gentes al perder el incentivo de su destino como obra propia, se dejan arrastrar a las realizaciones materiales, el trabajo, la riqueza. Los valores espirituales pierden fuerza.
[25] Blois: Ciudad a las orillas de Loira, donde se ubica uno de los famosos castillos de éste valle, construido en el siglo XIII.
[26] Ciudad de Francia, muy cerca al norte de París
[27] Armando Juan DU PLESSIS, llamado Cardenal Richelieu, (1585-1642)
[28] Voltaire: (Francisco María AROUET, llamado) poeta y dramaturgo francés (1694-1778) Funda su moral natural en la tolerancia y la razón.
[29] Músico francés nacido en Florencia, (1632-1687), trajo la ópera a Francia.
[30] Juan Bautista POQUELIN, llamado Moliere, (1622-1673), actor y comediógrafo. Recorrió Francia llevando su comedia. Al final residió en París donde fundó la Cía. de actores del Rey, origen de la actual Comedia Francesa.
[31] Descartes, René: Filósofo, matemático, y físico francés (1596-1650). Fundó la geometría analítica, elaboró la teoría de la duda  metódica, (Cógito ergo sum, pienso luego existo). Se le considera padre de la filosofía moderna.
[32] Importante y bella Plaza de París en cuyo centro hay actualmente una columna de bronce construida con la fundición de los cañones de Napoleón en la campaña de Egipto.
[33] Bellísima Plaza de París, ubicada en el Barrio de Le Marais, muy escondida, en una de cuyas casas vivió Victor Hugo
[34] Paúl Valery: escritor francés (1871-1945)
[35] Benjamín Franklin, político, físico, filósofo norteamericano. N. en Boston (1706-1790). Fue uno de los promotores de la independencia de las colonias inglesas en América en 1777. Fue inventor del pararrayos.
[36] Necker, n. 1732-1804, padre de la escritora Mme. Stael.
[37] Alejandro Dumas, (1802-1870) Famoso novelista y dramaturgo francés autor de obras de aventuras que se viven en la historia real de Francia, Como “Los tres Mosqueteros”, “El conde de Montecristo”etc.
[38] Tullerías: Antiguo palacio del Rey en París. Hoy no existe y ha sido reemplazado por un jardín, así llamado.
[39] Jacobinos: Grupo extremista francés durante la revolución
[40] Marsellesa:  Canción  compuesta en 1792 por el oficial de Ingenieros de Lisle para los ejércitos del Rin, que hoy es el himno de Francia.
[41]  Chateaubriand, Francisco René, nació en Saint Maló (1768-1848). Escritor Francés autor de varias obras, entre ellas las  llamadas “Memorias de Ultratumba”, pues dispuso que solo se publicaran cincuenta años después de su muerte.
[42] Marengo: Aldea en Italia, en el Piamente
[43] Ex Nihilo: de la nada.
[44] Trafalgar: Cabo en España cerca de Gibraltar.
[45] Nelson, Horacio: (1758-1805) Almirante Inglés, falleció en la batalla de Trafalgar.
[46] Austerlitz: Población de Checoslovaquia donde se desarrolló esta célebre batalla.
[47] Elba: Isla en el mediterráneo al sur de Córcega.
[48] Waterloo: ciudad de Bélgica donde se desarrolló la batalla de ese nombre en la que Ingleses y prusianos derrotaron a Napoleón
[49] El Hotel de Ville es la Municipalidad.
[50] Aurora Dupin, baronesa Dudevant llamada George Sand, novelista francesa de éxito, amante de  dos grandes músicos, Chopín y Musset
[51] Durante Pio IX la Iglesia perdió su poder temporal, en pugna con el estado Italiano que buscaba unificar su nación. Finalmente el asunto se resolvió mediante el tratado de Letrán en 1929, que devolvió a la Iglesia un territorio en el Vaticano, pero no así otras posesiones.
[52] Juarez Benito, (1806 – 1872) Político mexicano, 2 veces presidente de la nación, que lideró la lucha contra la intervención francesa y Maximiliano.
[53] Bismarck, Otto: Hombre de estado prusiano, (1815-1898). Ministro de Guillermo I, Rey de Prusia. Fue uno de los fundadores de la unidad alemana.
[54] Comte, Auguste, filósofo frances n. en Montpelier (1798-1857), creador de la filosofía positivista que dominó el siglo XIX.
[55] Gambetta, León: abogado y político francés, (1838 – 1882) orador excepcional y ardiente patriota
[56] Fabliau: En francés; pequeño cuento. Se refiere con esta frase al espíritu poético y soñador de Gambetta
[57] Región de Alemania entre el Rin y la frontera de Francia, que por el tratado de Versalles debía ser desmilitarizada
[58] Postdam: Ciudad alemana cerca de Berlín donde se realizó la última reunión de los líderes aliados. Muy cerca de la ciudad Spandau, donde se encarceló a los Jefes nazis condenados en Nuremberg después de la guerra.
[59] Harry S. Truman: A la súbita muerte de Franklin D. Roosevelt, que había seguido la marcha de toda la guerra, a este político americano que era vicepresidente de USA. le tocaron los momentos de gloria finales.
[60] Soirée: Palabra francesa: Velada Tertulia

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